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Entre aplausos y gritos de “¡Justicia!”, se le dio el último adiós al fotoreportero de la agencia Cuartoscuro Rubén Espinosa, quien el pasado viernes fue asesinado junto con otras cuatro personas en un departamento de la colonia Narvarte, en la delegación Benito Juárez.

Este domingo, el cuerpo del también corresponsal de la revista Proceso fue entregado por las autoridades a sus familiares y trasladado a la funeraria Hispano Americana, ubicada en avenida Revolución, donde lo velaron durante la madrugada.

Amigos y colegas acompañaron a la familia, mientras que en redes sociales se solicitó apoyo económico para realizar todos los trámites administrativos.

Durante la noche, fotógrafos de diversos medios realizaron la guardia en el féretro de Rubén.

Entre las flores que enviaron para expresar el pésame a la familia, destacaba Cosmos, la mascota de Rubén, que nunca se separó del ataúd hasta la tarde de ayer.

Cerca de las 11 de la mañana de ayer se realizó una misa de cuerpo presente en la que durante sólo unos minutos se le dio acceso a los medios de comunicación.

Mientras la familia despedía con tristeza a Rubén, los fotógrafos resguardaban afuera de la capilla tres de la funeraria, sin emitir una sola opinión, con los rostros entristecidos.

La espera fue larga debido a los tramites que se debían realizar para la partida. Algunas personas comenzaron a salir de la capilla y se subieron a sus vehículos, otros esperaban a que saliera el cuerpo de Rubén.

Alrededor de las 13:30 horas, el cortejo fúnebre salió con dirección al Panteón Dolores, el camino fue corto. Más de 10 autos iban detrás de la carroza en la que realizaba el último viaje al fotógrafo, también se sumaron visitadores de la Comisión de Derechos Humanos del DF y policías que resguadaron el camino.

En el cementerio sólo se escuchaba el sonido de las cámaras al capturar las imágenes al paso del cuerpo de Rubén, querían captar ese último momento. Incluso algunos fotógrafos levantaron su equipo en señal de tributo a su compañero .

Cuando el ataúd salió de la carroza comenzaron los aplausos. Los familiares se acomodaron para despedirlo, mientras pedían espacio para que los amigos del periodista, que venían de Veracruz, pudieran estar cerca de él. Después algunos seres queridos del colaborador de Proceso cargaron el féretro hasta su última morada.

La familia, al darle el último adiós, comenzó a llorar, en tanto una mujer sacó una pancarta que decía “Tu eras ojos para todas y todos... Hoy seremos tu voz que no dejara de exigir JUSTICIA”.

Los trabajadores del panteón descendieron el cuerpo, mientras la hermana de Rubén pedía algunas flores para lanzarlas antes a sobre el ataúd que descendía lentamente.

En el lugar se rindió un minuto de silencio y la familia de Rubén pidió a los presentes dar algunas palabras.

“Siempre estarás en nuestros corazones, todos te recordaremos”, gritó una reportera.

“Te querré siempre, muy pronto nos vamos a ver”, es lo único que pudo decir el padre de Rubén.

“Mi hermano fue un gran hombre, una gran persona, un gran compañero, un gran tío, gran hermano, padre y pareja. Él esta renaciendo, su cuerpo se fue, su alma está descansando. “Como periodista fue cero corrupción y un gran hombre, todos deben recordar su valentía”, indicó la hermana del fotoreportero.

Al concluir el sepelio, la familia de Rubén pidió respeto al duelo e indicó que no se darán entrevistas a ningún medio de comunicación, por lo que pidieron no ser molestados.

Como acto final y en señal de despedida, los colegas del reportero gráfico Rubén Espinosa Becerril colocaron sus cámaras a un costado de la tumba que guarda sus restos en señal de reconocimiento a su labor.

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