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Para el ingeniero venezolano Rafael Reif, la disciplina es mucho más importante que la inteligencia y ayuda a llegar lejos en la vida, como en su caso a la presidencia del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), considerada por muchos la mejor universidad del mundo.
"Nunca fui el mejor de la clase o el más inteligente", recordó Reif en una entrevista sobre sus tiempos de estudiante en la Universidad de Carabobo (Venezuela), donde obtuvo la licenciatura de ingeniero eléctrico en 1973.
Sin embargo, junto a sus compañeros de estudio se destacaba por el deseo de "crear, construir e innovar" en una universidad pública donde escaseaban los recursos.
"Recuerdo que una vez fuimos al laboratorio para ensayar una idea y nos dijeron que en Venezuela se estudiaba ingeniería solamente para hacer el mantenimiento de equipos. Las invenciones hay que dejarlas a los americanos", explicó el ingeniero, de 66 años.
"Nunca imaginé que podíamos tener el potencial de hacer cualquier cosa, más allá de mantenimiento", dijo Reif, quien un año después de graduado se trasladó a Estados Unidos para doctorarse en ingeniería en la Universidad de Stanford.
La intención era regresar a Venezuela para enseñar, investigar y vivir en un ambiente académico, pero la vida le tenía reservadas varias sorpresas.
"Extrañaba mucho a mi familia y quería regresar, pero cuando prácticamente había empacado mis cosas me ofrecieron un trabajo como profesor visitante en el Departamento de Ingeniería Eléctrica", contó.
Pensó que sería solamente por uno o dos años, pero cuando preparó nuevamente su regreso a Venezuela apareció el MIT con una oferta y se incorporó a su equipo docente en enero de 1980 como profesor asistente.
El joven ingeniero nacido en Maracaibo, hijo de padres judíos, que hablada yidish y español en casa, aplazó indefinidamente el retorno a casa e inició una carrera que lo llevaría a patentar 15 invenciones, escribir cinco libros y a ser rector del MIT.
Desde el 2012 preside esta universidad fundada en 1861 y con 130 mil graduados, entre ellos 85 premios Nobel en todas las áreas.
Para Reif, la oportunidad que le dio el mundo académico fue "casi un milagro", o casi "un billete de lotería", porque normalmente las universidades estadounidenses consideradas de elite no reconocen a los graduados de instituciones desconocidas.
En su caso, pese a "no ser el más inteligente del colegio", su progreso lo atribuye a la disciplina y aplicación "que son más importantes que la inteligencia y te pueden hacer llegar lejos", expresó.
Antes de llegar a la presidencia, Reif realizó un trabajo pionero en el MIT con plataformas de cursos en línea que ofrecen a estudiantes de todo el mundo el acceso a todos los cursos que se dictan en la universidad.
Esto permite, por ejemplo, que un estudiante de maestría curse un semestre a distancia sin pagar un dólar, y dependiendo del resultado y de un examen sea admitido en el campus de Cambridge para completar el curso y recibir el diploma, aunque la segunda parte tiene un precio.
En opinión de Reif, el modelo de universidad donde los estudiantes van a clase y viven en el campus es el mejor, pero también es el más costoso y tiene problemas de espacio para recibir a todos los talentos que quieren ingresar.
La tecnología permite tomar un curso del MIT en línea con los mejores profesores, muchas veces con otros 50 mil estudiantes de todo el mundo.
"Es muy empoderador, especialmente para las personas que se encuentran en el medio de la nada y ya no necesitan ganarse la lotería para ingresar, solamente esforzarse", dijo.
La matrícula anual del MIT cuesta aproximadamente 45 mil dólares, pero según Reif solamente el 11 % del alumnado la paga en su totalidad.
"Admitimos a los estudiantes por sus méritos, por su talento, disciplina y motivación, y luego vemos si pueden pagar o necesitan ayuda con recursos", afirmó.
Como presidente, Reif quiere que el MIT vaya más allá de la educación e investigación y se enfoque en la innovación, "para pasar las ideas del campus a la vida práctica y lograr un impacto mayor en la sociedad".
jpe