Según el Foro Económico Mundial (FEM), el comercio entre América Latina y el Caribe y la República Popular China (RPC) se multiplicó 26 veces entre 2000 y 2020, pasando de 20 mil millones a 315 mil millones de dólares. Las proyecciones del Foro calculan que se duplicará en 2035 a más de 700 mil millones.
El resultado de este intercambio da cuenta de que China ha desplazado a la Unión Europea como el segundo socio comercial de la región en su conjunto y es el mercado de exportación más importante para América del Sur, en tanto que América Latina y el Caribe son el cuarto socio comercial del país asiático.
La RPC es el primer socio comercial de Brasil, Chile, Perú y Uruguay. En cuanto a México es el segundo socio comercial, después de Estados Unidos, y el tercer mercado para las exportaciones mexicanas.
Chile (2005), Perú (2009), Costa Rica (2011), Ecuador (2024) y Nicaragua (2024) han firmado tratados de libre comercio con China. Honduras, actualmente está en negociaciones para la firma de un tratado comercial. Esto equivale a que 1300 millones de consumidores tienen libre acceso al mercado chino, según la CEPAL.
Los objetivos de estos tratados son derribar las barreras comerciales entre ambas regiones, promover el desarrollo conjunto y aumentar el uso internacional de la moneda china, el yuan.
A pesar de que Brasil no ha firmado un tratado de libre comercio con la República Popular China, renovó la cooperación bilateral celebrando quince acuerdos bilaterales en fechas recientes (2023). Los convenios cubren, entre otras cosas, el desarrollo conjunto de satélites, promover la economía digital y la facilitación del comercio. Actualmente, el yuan chino es la segunda moneda de las reservas internacionales de Brasil.
En este sentido, China estableció acuerdos de intercambio de divisas con Argentina (2013), Brasil (2013) y Chile (2015). Los acuerdos temporales de cambio recíproco (swap-lines en inglés) son compromisos suscritos entre bancos centrales que buscan promover la inversión y el comercio entre dos países. Actualmente, Argentina mantiene alrededor de un tercio de las reservas de su banco central en yuanes chinos. En Brasil, la divisa china superó al euro como la segunda moneda más importante.
China logró también que en su iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda (la Franja y la Ruta), 22 gobiernos de América Latina se sumaran a la iniciativa a través de la firma de memorandos y acuerdos de entendimiento. En este marco, tan sólo en 2021, China implementó alrededor de 200 proyectos de infraestructura en América Latina, con una inversión de 98 mil millones de dólares. El impacto estimado en la creación neta de empleos es de 673 mil puestos de trabajo (para los países anfitriones), según cifras del Monitor de Infraestructura China en América Latina y el Caribe 2022.
La influencia china en la región también ha fortalecido la cooperación en el sector de alta tecnología, la digitalización y la economía verde.
México suscribió una declaración conjunta en 2013. El documento sirvió para elevar el nivel de la relación entre ambos países al de Asociación Estratégica Integral, término usado por China para denotar la importancia prioritaria de determinadas relaciones bilaterales. En él se plasmó, principalmente, el compromiso de ambos gobiernos de intensificar significativamente el diálogo político.
Es evidente que la relación de América Latina con China ha crecido a pasos acelerados y es estratégica e importante para ambas partes.
En fechas recientes el doctor Juan Ramón de la Fuente, futuro secretario de Relaciones Exteriores de México, señaló que una prioridad en política exterior del próximo gobierno será cuidar la relación con Estados Unidos y fortalecer lazos con China. Esta declaración del próximo canciller ha sido considerada una buena señal para renovar y profundizar los lazos de cooperación con el país asiático.