Morena: agenda criminalizada. El giro que dominó la información del Consejo Nacional Extraordinario del partido oficial, el domingo, fue el del involucramiento del régimen con las bandas criminales, seguido de los signos de división en las estructuras de poder, con los correspondientes llamados a contenerla. Y agregue usted una peculiaridad en la que pocos repararon: en esa agenda criminalizada de Morena desaparecieron los temas de interés de la presidenta Sheinbaum, en particular sus propuestas contra el nepotismo de las familias adueñadas del partido y de los cargos oficiales, familias que, por lo visto, volvieron a azolvar el propósito presidencial de corregir esa deformación.
Lista de asistencia y crujir de dientes. Presente, el cuestionado líder del oficialismo en la Cámara de Senadores, Adán Augusto López, se convirtió en el centro de atención de la concurrencia y los medios, a despecho de su arrinconamiento en el último lugar del presídium, pero con una muy noticiable mirada perdida y gestos inequívocos de zozobra. La causa ya es muy conocida: la revelación de que, a su paso como gobernador de Tabasco, su muy cercano secretario de seguridad era a la vez líder de la banda criminal dominante en el estado, vinculada a uno de los cárteles acusados de terrorismo por Estados Unidos. Y, ausente, el líder oficialista en la Cámara de Diputados, Ricardo Monreal, sacó la bandera blanca de su retiro anunciado de la vida pública. El columnista Raymundo Rivapalacio interpreta esta decisión como un movimiento para salir del ‘campo de tiro’ de las investigaciones estadounidenses. En fin, presencias gravosas y ausencias sospechosas establecieron la agenda de la conversación publica, en un clima de tensión y temor, si no de llanto (todavía), sí pareció de crujir de dientes, como prescriben los evangelios.
Washington cobra cuentas. Rivapalacio acomoda bajo el mismo supuesto de Monreal, la ausencia nada menos que del secretario de organización del partido (¿entonces quién organizaría el evento?) e hijo del fundador y, para muchos, controlador de este poderoso engranaje de dominio del Estado, el expresidente López Obrador. Un reporte agregó a la lista de ausencias, la de quien fuera jefe de la oficina presidencial de AMLO, cuya casa de bolsa se investiga en EU por lavado de dinero de un cártel y por su mediación financiera en la importación de componentes chinos de fentanilo, lo cual se ha sumado al temario de ajustes de cuentas de Washington, que se acumula día con día con el ‘legado’ de López Obrador.
Parece que va a llover. Las expectativas de las tormentas de verano que caen sobre las gestiones de los gobiernos autoritario-populistas de México y Estados Unidos parecen alterar la frase de consuelo de que después de la tempestad viene la calma. En particular, en medio de las tempestades internas y externas que afligen la gestión de la presidenta Sheinbaum, se anuncia una tromba nacida del torbellino Trump y del (hasta ahora) silencioso tornado de López Obrador.
Ciclón en EU, monzón en México. Podría repercutir en México el ciclón que hace bambolear a Trump -y fractura el bloque de la derecha estadounidense- con las nuevas revelaciones de sus nexos con un traficante y depredador sexual de menores. Y es que el tema podría generarle al autarca de la Casa Blanca la tentación de distraer sus focos de tensión en el interior con la fabricación de algún golpe ‘victorioso’ en escenarios exteriores, en la tradición de otros presidentes estadounidenses. Y, bombardeado Irán, el objetivo más a la mano -y más publicitado- de una aventura así sería México. Y un exceso todavía mayor de actos de hostilidad contra el régimen mexicano podría extender la tromba a un prolongado monzón sobre el sistema político del país.
Académico de la UNAM