La “superfarmacia” que propuso esta semana el presidente López Obrador como remedio al desabasto de medicamentos no terminará con este problema. Además de que no es una solución al grave problema de desabasto de medicamentos que persiste, esta propuesta revela un profundo desconocimiento sobre la manera en que las medicinas son adquiridas y de la razón del desabasto. Esta semana el presidente López Obrador propuso la creación de una “superfarmacia” en la Ciudad de México, que tuviera todas las “medicinas del mundo” como el remedio para acabar con el desabasto de medicamentos. Esta propuesta adolece de dos errores: el no entender la forma en que los medicamentos son producidos y distribuidos y el no reconocer la razón del desabasto actual.
Para empezar, analicemos el tema de adquisición, distribución y disponibilidad de medicamentos. Dado que en esta administración se ha insistido en tener un sistema de salud como el de Dinamarca, pondré por ejemplo la manera en que los daneses acceden a sus medicinas. Para entender el sistema de distribución de medicamentos que tienen en Dinamarca, hay que distinguir entre las medicinas que requieren receta médica y las que no, así como el lugar donde los pacientes acceden a sus medicinas: las farmacias comunitarias, los hospitales, las clínicas. Para poder tener un registro de la cantidad de recetas surtidas en farmacias, hospitales y clínicas, el sistema de salud danés cuenta con 8 bases de datos nacionales que informan sobre el uso de medicinas en todo el país (Jensen et al., 2021). Además, el sistema de salud danés requiere de la descentralización del abasto de medicinas para su funcionamiento. Aunque ciertos medicamentos solo pueden ser administrados por un profesional de la salud, algunos otros pueden conseguirse en una farmacia, en una clínica de salud, o en una tienda.
Lo que destaca del caso danés es la planeación y la logística que tienen para dar seguimiento a las medicinas que se requieren y para ponerlas a disposición de los usuarios en un lugar cercano a un nulo o mínimo costo. Lo que ocurrió con México y que es un tema que debe recalcarse, es que la actual administración decidió cambiar el sistema de compra consolidada de medicamentos que se tenía. La idea detrás del cambio fue el intento fallido de la actual administración por recrear el sistema de compras centralizadas que tenía el actual Presidente cuando fue jefe de gobierno. Si fracasó el cambio de sistema de compras fue porque no se analizó lo que se requería para tener una compra planeada, así como lo que implica el tema de distribución de medicamentos.
A diferencia de lo que opinaba y al parecer sigue opinando el Presidente, la compra y distribución de medicamentos es un tema que requiere planeación y envíos especializados, lo cual no coincide con la idea de tener millones de medicinas en un almacén centralizado. En lugar de proponer el tener una “superfarmacia” que tenga acceso a “todas las medicinas del mundo” lo que se podría proponer es tener una serie de bases de datos que analicen las medicinas que se requieren, un personal especializado que se dedique a planear y gestionar las compras públicas de medicinas un año con antelación, un sistema de distribución especializado que pueda llevar las medicinas a los lugares que los requieran, así como un sistema de almacenaje en varios puntos del país, todo esto con sistemas que analicen posibles temas de corrupción. Las medicinas no son bienes que se producen y se almacenan sin planeación debido a su caducidad y forma de almacenaje. Dada la urgencia que se tiene para resolver el tema de la compra y distribución de medicinas en el país la propuesta de la “superfarmacia” es cínica e irrelevante.