Para lograr la paridad entre hombres y mujeres hacen falta 132 años, de acuerdo con el Informe Global Sobre la Brecha de Género del Foro Económico Mundial 2022. Este estudio analiza la paridad de género respecto a los temas de participación económica, niveles de salud, educación y liderazgo entre hombres y mujeres. Aunque algunos de estos indicadores han tenido avances en los últimos años, el tema de mujeres en posiciones de liderazgo sigue siendo uno de los mayores pendientes para alcanzar la paridad. Tan sólo 37% de las posiciones de liderazgo son ocupadas por mujeres y los sectores en que suelen estar estos empleos son mayoritariamente en sectores en los que nuestra participación ha sido predominante: educación, organizaciones no gubernamentales y servicios de cuidado. Dada esta situación me puse a pensar en algunos de los retos que enfrentan las mujeres para llegar y mantenerse en posiciones de liderazgo en México.
Cada vez nos acostumbramos más a ver a mujeres en posiciones de liderazgo, sin embargo, pocas veces reflexionamos sobre lo que esas mujeres enfrentaron para llegar a estos espacios y lo que han tenido que aprender para permanecer en ellos. Aunque podría parecer innecesario hacer estas reflexiones, hablar de ellas nos permite identificar algunos retos y aprendizajes para lograr la paridad. El lograr que más mujeres estén en estas posiciones no sólo es un asunto de equidad, también trae consigo una mayor diversidad y resiliencia en las organizaciones. Además, tener a mujeres en posiciones de liderazgo, permite que los temas de violencia de género tengan una mayor oportunidad de ser más visibles.
Para poder identificar algunos de estos retos, le hice una serie de preguntas a mujeres que admiro profundamente en posiciones de liderazgo. Lo que me sorprendió de sus respuestas es que casi todas comentaron lo difícil que es tener que estar constantemente demostrando que merecen estar en esos lugares. Como si una mujer tuviera no sólo que hacer su trabajo sino pasar gran parte del tiempo reiterando sus habilidades. Otra de las cosas que más me mencionaron es el doble rasero que constantemente enfrentan respecto a sus formas de liderazgo: si son muy estrictas, si son muy condescendientes, si hablan demasiado fuerte, si son muy emotivas. Un sinfín de comentarios que las colocan en situaciones de sentirse inseguras respecto a sus formas de liderazgo. Otro gran reto tiene que ver con lograr equilibrar su vida familiar con sus trabajos, lo que implica tener un puesto de toma de decisión y la carga del trabajo no renumerado en casa, así como lidiar con tener hijos y una pareja estable.
A pesar de estos retos, todas me compartieron muchos aprendizajes. La manera en que han logrado inventarse nuevos caminos cuando no existían; cómo han formado redes de apoyo y colaboración para impulsar su trabajo; la forma en que han aprendido a seguir sus intuiciones y sus deseos. Las nuevas formas que han inventado de ser líderes.
Al final de estas breves conversaciones me quedé pensando en la manera tan distinta que tenemos las mujeres para liderar, las oportunidades que vamos creando, pero sobre todo la generosidad y resiliencia que se genera entre nosotras para ayudarnos a alcanzar estos lugares. Aunque podría parecer algo trivial, la valentía y resiliencia que demuestran las mujeres líderes en nuestro país es un tema que se debe estudiarse y visibilizarse a profundidad. Los retos y aprendizajes de estas mujeres nos permitirán alcanzar la paridad y reducir la violencia de género en México.
@itelloarista
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