Nadie se libra de cometer errores al momento de argumentar. Sin embargo, una cosa es cometer un error por descuido y otra muy distinta cuando se emplean tácticas retóricas y falaces para engañar al otro. Estas semanas de debates acalorados y polarizados por aprobar reformas constitucionales para dar más capacidades al Ejército en temas de seguridad han salido a la luz varias falacias, o errores argumentativos, que más que meros errores casuales son argumentos dichos con el interés de engañar y confundir a los oyentes. En esta columna analizaré algunos de ellos y explicaré por qué son falacias.

Que se necesita a los militares si no se quiere tener al narco

Este argumento es una falacia que busca asustar a las personas que lo escuchan. Las falacias que apelan a las emociones intentan cambiar el foco de atención de lo que se discute: darle más atribuciones al Ejército en temas de seguridad, a un escenario fatalista que no se ha probado que pase. Si se menciona al crimen organizado y la violencia que estos grupos generan en varias regiones del país, parece que lo único que se puede hacer para hacerle frente es tener al Ejército más años. Sin embargo, este argumento es falaz porque no explica que la situación de violencia en lugares cooptados por el crimen organizado no ha disminuido gracias a la mera presencia del Ejército. Y porque tampoco explica que no todo el país se encuentra en esta situación de inseguridad para requerir en todo el territorio las labores de seguridad pública a manos del Ejército.

Que el Ejército siempre ha tenido buena aprobación del pueblo

Decir que el Ejército siempre ha gozado de alta aprobación y confianza por parte de la ciudadanía y que por lo mismo debe seguir en temas de seguridad es una falacia ad populum o falacia dirigida al pueblo. Este tipo de falacias cambian el foco del argumento: la reflexión inicial es si las fuerzas armadas deben seguir en labores de seguridad, y la desvían hacia un tema distinto: la popularidad de quien se discute. Para poner un ejemplo, nadie duda de la popularidad de Luis Miguel, sin embargo, si alguien quisiera darle la presidencia sólo por esto, varios pondrían algunos reparos. Es lo mismo con el Ejército, sí tienen una impresión de buena confianza en encuestas, pero esto suele ser porque la gente no los relaciona con labores de seguridad sino con temas de ayuda humanitaria.

Que son incorruptibles

Decir que todas las personas que integran el Ejército son incorruptibles es una falacia de composición. Las falacias de composición asumen erróneamente que, porque una parte de un todo tiene una característica, la misma puede ser atribuible a todos los elementos. La idea de que el Ejército no puede corromperse se deduce que la disciplina que algunos elementos tienen, los hacen seguir órdenes y no caer en actos de corrupción, desgraciadamente, esto solo puede decirse de algunos elementos y no de todos. Basta ver las facturas falsas que el Ejército ha acumulado en las labores administrativas que se le han encomendado. Lo que se tendría que decir para no caer en una falacia es que el Ejército tiene mejores medidas para evitar caer en actos de corrupción. Sin embargo, dado que las cuentas y sanciones las establece el propio Ejército, esto no parece ser el caso.

Estas son sólo algunas de las falacias que se han dicho a favor de mantener al ejército en labores de seguridad, pero hay muchas más. Aunque este parece ser un debate meramente emocional, es importante tenerlas en cuenta para no caer en ellas ni reproducirlas.

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Analista
@itelloarista

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