Lo que aprendimos de Otis. Necesitamos políticas públicas para hacer frente a la crisis climática que estamos viviendo. Esta es una de las principales lecciones que nos dejó el huracán Otis. Otis es catalogado actualmente como el huracán más intenso en tocar tierra en el este Pacífico en la era satelital. La intensidad con la que llegó al puerto y la rapidez con la que esta tormenta tropical se intensificó de manera explosiva, tan solo pueden explicarse por una serie de factores acumulados, algunos de ellos producto del cambio climático, entre los cuales se encuentra el aumento en la temperatura de los océanos. Si algo podemos estar seguros es que, dada la rapidez y la intensidad de los vientos, es muy poco probable que la infraestructura del puerto de Acapulco pudiera hacer frente a este huracán sorpresa. Sin embargo, sí se pudo hacer mucho más para informar de manera oportuna a la población, llevarlos a resguardo y evitar pérdidas en vidas humanas, así como todo lo que se puede hacer actualmente para apoyar la reconstrucción del puerto.
Lo que se requiere para hacer frente a los daños de Otis
A pesar de que Otis fue catalogado en un inicio tan sólo como una tormenta tropical, el Centro Nacional de Huracanes de los Estados Unidos, informó sobre el aumento en intensidad de esta tormenta un día antes de que llegara a tierra. Pudo hacerlo debido al uso de un avión cazahuracanes que sobrevoló la zona y realizó mediciones que actualizaron lo que se esperaba del entonces ya huracán. Además de la necesidad de contar con aviones cazahuracanes, el gobierno federal podría invertir en radares meteorológicos de largo alcance que informen de manera más precisa sobre este tipo de fenómenos. Actualmente no contamos con la infraestructura necesaria para identificar y alertar sobre este tipo de huracanes.
Por otro lado, alertar a la población a través de un tuit sobre un desastre natural inminente es irresponsable e insuficiente. Contar con un sistema de alertas de emergencia inalámbricas que informe con anticipación a la ciudadanía sobre desastres naturales es algo necesario en el país para este tipo de fenómenos naturales que se intensifican de manera explosiva y que seguiremos viendo en el futuro. En países como Estados Unidos se informa por zonas de riesgo a través de mensajes SMS a los pobladores sobre este tipo de alertas de emergencia.
Por último, se requiere de un fondo de emergencias para desastres naturales como el que teníamos hace unos años (Fonden). Depender de bonos de emergencia internacionales o de los recursos estatales será insuficiente para hacer frente a desastres naturales de intensidad explosiva.
La respuesta que estamos viendo
En lugar de empezar a planear para prevenir futuros daños como los ocasionados por Otis y hacer un plan nacional para la reconstrucción de Acapulco, ayer pudimos observar el uso de la tragedia de Otis como carta política. En la aprobación del Presupuesto de Egresos de la Federación 2024, la Cámara de Diputados decidió asignar los recursos de los fideicomisos del Poder Judicial a la reconstrucción de Acapulco. Recursos de los cuales todavía no disponen y cuya disponibilidad se ve impedida por la suspensión provisional concedida ante un amparo. Al final lo que buscan con esto es culpar al Poder Judicial por la falta de recursos para la reconstrucción de Acapulco. Sin embargo, la falta de previsión y actuación ante lo ocurrido por Otis, así como la falta de inversión en políticas públicas para prevenir y hacer frente a los siguientes fenómenos naturales producto de la crisis climática son completa responsabilidad del Ejecutivo y el Congreso.