Ana Carolina Gómez Rojas
Entre el 20 y el 23 de febrero se desarrolló una robusta agenda de actividades en el marco de la Jornada Global: Justicia para Samir Flores Soberanes. Esta jornada fue convocada por el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Agua Morelos, Puebla y Tlaxcala (FPDTA), el Congreso Nacional Indígena (CNI) y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) con un propósito doble: denunciar la impunidad en el asesinato del líder y comunicador social Samir Flores después de 6 años de parálisis judicial, y hacer un llamado a la lucha por la vida y la construcción de otros mundos posibles.
La iniciativa reunió a diversas comunidades, organizaciones sociales, comunidad académica y activistas, quienes alzaron la voz en exigencia de justicia y en rechazo a la impunidad del caso Flores Soberanes. Un ejemplo muy concreto fue el esfuerzo organizativo de las y los estudiantes del Doctorado en Desarrollo del Instituto Mora, para realizar la Conferencia: "A seis años del asesinato de Samir Flores: Los riesgos de defender el territorio". Como este, hay más de 100 ejemplos en diferentes estados de México, y en países como Francia, Alemania, España, Italia y Estados Unidos.
En ese sentido, la Jornada Global no solo buscó recordar a Samir Flores como un luchador incansable en la defensa del territorio, sino que también ha sido una ventana para discutir temas centrales en las luchas sociales contemporáneas y aprender de ellos. En este texto, rescato cuatro aprendizajes:
1) El sujeto del cambio social debe ser colectivo. La frase "Samir somos todos" resonó en cada rincón donde se llevó a cabo la jornada, y especialmente dentro de las Marchas alrededor del país. Cuando asesinaron a Samir, lastimaron una parte importante del movimiento social, pero este mismo movimiento social es el que hoy se levanta con más fuerza para reclamar justicia.
2) La impunidad ha sido históricamente una herramienta del poder político para debilitar a los movimientos. Esto es todavía más importante si se recuera que la falta de resolución del asesinato de Samir no es un caso aislado, sino un reflejo de una problemática estructural en México y en muchos otros países de América Latina. La impunidad fortalece la represión y busca desarticular la lucha social, por lo que es imperativo exigir procesos judiciales transparentes y el castigo a los responsables.
3) Las comunidades han desarrollado contra-experticias legales, políticas y ambientales que pretenden ser escuchadas en el espacio público y cada vez deberían tener más espacio. En el caso de Samir, las comunidades han reunido pruebas suficientes que han presentado a la Fiscalía General de la República para avanzar en la resolución del caso. Esta labor de investigación desde los pueblos organizados evidencia que la verdad no solo se construye desde las instituciones oficiales, sino también desde quienes viven y resisten las injusticias diariamente.
4) Finalmente, a pesar de las múltiples violencias que atraviesan los territorios y de las alianzas internacionales que buscan despojar a los pueblos de sus recursos, la Jornada Global de Justicia para Samir nos recordó la importancia de pensar en la esperanza colectiva como una fuerza
política. La memoria de Samir sigue viva en cada lucha, en cada defensa del territorio y en cada acto de resistencia que los pueblos organizados emprenden para construir un futuro más justo.
La filósofa y activista Angela Davis nos ofrece una visión poderosa sobre la esperanza como una herramienta política activa y transformadora. Su concepto de hope as a discipline (la esperanza como disciplina) nos invita a pensar en la Jornada Global de Justicia para Samir Flores no solo como un evento de resistencia, sino como una práctica sostenida de lucha que desafía la impunidad y la violencia sistémica.
Davis nos enseña que la esperanza no es ingenuidad ni optimismo vacío, sino un compromiso constante con la posibilidad del cambio. En el caso de Samir Flores, esta perspectiva nos ayuda a ver que la exigencia de justicia no es solo un acto de memoria, sino un proceso continuo de organización denuncia y construcción de alternativas. A pesar de la represión, la esperanza disciplinada permite sostener la lucha y fortalecer el tejido comunitario, recordándonos que la transformación social requiere tiempo y persistencia.
Desde esta mirada, la Jornada Global de Justicia para Samir no debería ser vista solo como un momento de conmemoración, sino como un paso más en la construcción de un futuro donde la impunidad no sea la norma y donde las comunidades tengan el poder de defender sus territorios y vidas. La esperanza, como la entiende Davis, nos llama a seguir luchando incluso cuando las condiciones parecen adversas, porque es precisamente en la resistencia sostenida donde radica la posibilidad de justicia.
El legado de Samir Flores Soberanes trasciende su persona; es un símbolo que alimenta la lucha por la vida, la justicia y la dignidad. Su asesinato, lejos de silenciar las voces de quienes defienden la tierra y el agua, ha sido un punto de inflexión para reforzar el compromiso de las comunidades en la construcción de alternativas al modelo extractivista y depredador. En cada jornada de lucha, en cada acto de resistencia, Samir sigue presente.
Ana Carolina Gómez Rojas.
Ana Carolina Gómez Rojas es profesora-investigadora del Instituto Mora. Sus líneas de investigación se vinculan con la reconstrucción de las relaciones políticas en escenarios de conflictividad socio-ambiental. En su trabajo docente cubre áreas de teoría social y política, así como diseño cualitativo de la investigación. Cruzada por la docencia, la investigación y la maternidad, intenta construir reflexiones y prácticas desde y para el cuidado.