Hoy quiero compartir una idea. Tal vez sea un poco complicado ejecutarla, entendiendo la naturaleza de cada negocio y escenario, pero me parece que el servicio de comida en cualquier espectáculo —sobre todo deportivo— en México, es un tema bastante complejo.
Todas las instituciones deportivas deben pensar en una instalación de alimentos, dejar a un lado el ambulantaje, la venta en las gradas, la procedencia dudosa de los alimentos, para que el servicio sea de calidad, en toda la extension de la palabra.
En los estadios mexicanos, tenemos el común denominador del vendedor en las gradas, el famoso cubetero, pero no hay un estándar de calidad que nos permita comer con tranquilidad. El manejo de dinero sigue siendo un problema, andar gritando para tener la atención del vendedor y no tener un lugar en donde colocar nuestros alimentos.
El primer paso debería ser tener el control del negocio. El equipo debe preocuparse por la atención de su aficionado, entender el ADN, las necesidades de su fan. Al concesionar ese negocio, además de dejar dinero en el camino, no se cumple con los principios de la construcción de marca, ya que se deja en un tercero, que no tiene mayor interés que vender.
El secreto es la conectividad. Se puede crear una comunicación directa con el consumidor. Nadie va a descubrir el hilo negro, ya lo hacen las empresas de cine en México. Se puede innovar con una tarjeta, en donde depositen dinero y se quede como crédito, provocando cierta fidelidad con el plástico, además de generar la oportunidad de una preorden y, cuando indiques que has llegado al estadio, tu orden está lista.
La entrega de la orden se puede volver una experiencia. Te pueden vender mercancía con la imagen de tu equipo. Insisto, esto ya se hace muy bien en las Grandes Ligas, nadie descubre el agua tibia. Además, mantienes el orden y la limpieza.
¿Qué se logra con todo esto? Efectividad, velocidad, información, fidelidad, comodidad, salud y —sobre todo— ¡Dinero!
@husseinforzan