Alrededor de 1630 arribó a América, Roger Williams, fundador de las primeras colonias de Estados Unidos, el lugar elegido por el teólogo y pensador proveniente de Inglaterra se asentó en Rhode Island, que bautizó como Providence (Libertad de conciencia, contra los fanatismo, Tusquets; 2009). Era un hombre tolerante y promovió el respeto y la buena relación con los indios pobladores de esa región del norte de América. Escribió un libro, El sangriento dogma de la persecución, que fue muy leído en la Europa de su tiempo. Influyó en Locke y en otros filósofos. Williams y los colonos se hallaban cansados de las guerras religiosas del otro lado del Atlántico: buscaban una tierra habitable. Poseían fe en la libertad de conciencia, la libertad de cultos y el respeto civil. Allí el origen de lo que hoy conocemos como USA.
Poco menos de dos siglos antes, había gobernado en Tezcoco (oTexcoco), un hombre culto, poeta y guerrero avezado, justo e inteligente. Peleó —para aliviar el yugo de los tepanecas— al lado de los aztecas y del señorío de Tlacopan. Nezahualcóyotl realizó una importante obra pública, diseñó acueductos y caminos para evitar inundaciones y llevar agua a Tenochtitlan. Levantó Palacios, realizó obras estimulando el bien común y concibió el bosque de Chapultepec y el de Tezcoco, así como bellos y espaciosos jardines en la ciudad en la que reinó (es un tanto desconcertante que el argentino Mario Satz en su libro Pequeños paraísos: el espíritu de los jardines, haya tratado acerca de los jardines griegos, persas y de otras culturas del mundo y haya olvidado a los jardines mexicanos). A mis ojos, el rasgo más sorprendente de Nezahualcóyotl fue su escepticismo y un nihilismo velado que no minó su sensatez y la certeza que cultivaba respecto a la brevedad de la vida y a la responsabilidad que tenía con sus gobernados. En sus poemas y en sus escritos es notable advertir la esencia de varias tendencias de la filosofía europea posterior y la melancolía propia del Romanticismo, corriente espiritual y humana que tampoco amenguó su destreza para gobernar y para ejercer la guerra. “¿A dónde iremos / donde la muerte no existe? / Mas ¿por esto viviré llorando? / Que tu corazón se enderece: / aquí nadie vivirá para siempre. / Aun los príncipes a morir vinieron, / hay incineramiento de gente. / Que tu corazón se enderece: / aquí nadie vivirá para siempre.” (traducción de Miguel León Portilla).
He aludido a estos dos personajes de distintas épocas porque pareciera que el paso del tiempo no sólo es un parpadeo, sino que nos muestra que una caída estrepitosa nos ha sucedido desde aquellos tiempos. Un personaje que bien podría considerarse una especie
de rey niño, o emperador de la época del disparate, gobierna en Estados Unidos, racista ( sólo vean la película Así nos ven, para que se enteren que Donald Trump pidió la pena de muerte para cinco adolescentes negros e inocentes, pero acusados de haber cometido un asesinato en Central Park), alejado de toda prudencia o racionalidad política y que además pone a temblar a los gobiernos del mundo a través de jerigonzas e imbecilidades (un empresario, por ejemplo, en el que este presidente deposita toda su confianza, Musk, acaba de llamar ignorantes a algunos premios Nobel). Este gobernante ridículo es intimidante, no sólo a causa de él, pues su mente infantil es evidente, aunque lo son principalmente quienes votaron por su desagradable persona y debilitaron la democracia en vez de fortalecerla. A los países que deben sufrirlo (pese a que existan algunos presidentes que no le van demasiado a la retaguardia; Milei, Maduro, etc...), como México, no tendrían que enfrentarse a sus paradojas más que con distancia técnica, reflexionada y eficaz, pragmatismo y cautela, historia y firmeza, además de construir alianzas con otras regiones o países del mundo siguiendo el propósito de paliar el comportamiento lisiado de este nuevo fascismo. Las pasiones sobran: ¿Se puede ser pasional con un niño cuya enfermedad resulta ser tan peligrosa? No, creo yo. La figura de Nezahualcóyotl, pese a que su reinado sucedió hace casi seiscientos años, nos muestra que se es capaz de tener poder y sensibilidad, y darle su lugar a la cultura y a las artes.
P.D. En honor al día de las mujeres, dedico esta columna a la música punk de Mayita Campos, Zappa Punk (Patricia Moreno); y a Jessy Bombo, Ali Gua Gua (Ali Gardoqui), Jessy Bulbo; y también a la banda de Las Castradoras, de Ciudad Nezahualcóyotl.