Durante el mandato de Felipe Calderón, la llamada guerra contra el narcotráfico provocó un notable aumento de la violencia en México. Calderón lanzó esta estrategia en 2006, poco después de asumir la presidencia, al desplegar a las fuerzas armadas para combatir a los cárteles de la droga.
La estrategia resultó en un escalamiento de los enfrentamientos entre las fuerzas del gobierno y los grupos criminales, así como entre los propios cárteles, lo que provocó una ola de violencia en gran parte del país.
Durante su gobierno la violencia relacionada con el narcotráfico fue tal, que el PAN no pudo refrendar la presidencia en 2012.
Fue entonces que la frase "los muertos de Calderón" se popularizó como una dura crítica hacia la política de seguridad implementada durante su mandato. La frase implica un profundo rechazo, sugiriendo que su administración fue responsable del aumento de víctimas, ya que muchos consideran que su enfoque no solo fue ineficaz, sino que empeoró la situación en términos de violencia.
Felipe Calderón terminó su mandato hace 12 años con un saldo de poco más de 120,000 homicidios dolosos. Enrique Peña Nieto finalizó su administración hace casi seis años con un saldo ligeramente superior a los 156,000 asesinatos (30% más que su antecesor). Estos son los datos duros y fríos que la historia registra.
Ahora, hoy es el último día del mandato de López Obrador, quien, en noviembre de 2018, en entrevista para Milenio con la periodista Azucena Uresti, se le cuestionó sobre cuál era la meta que proyectaba al final de su sexenio, prometiendo reducir la incidencia delictiva y los homicidios entre un 30% y 50%.
¿Y qué sucedió del 1 de diciembre del 2018 al 30 de septiembre del presente año en materia de homicidios? Vamos por partes.
Acorde a TResearch International (con datos del 2018 al 2023 INEGI defunciones por homicidio y 2024 SESNSP) hasta el pasado viernes se acumulaban 199,368 homicidios dolosos. Sumemos a esa cifra 235 homicidios más estimados entre el sábado y hoy lunes, lo que lleva el total a 199,603 homicidios. https://bit.ly/3LjjBsB
Comparando el total de EPN con el de AMLO, los asesinatos no solo no decrecieron, sino que aumentaron un 27.5%. Estos son los datos duros y fríos que la historia registrará una vez que en 2025 los haga oficiales el INEGI.
Pero la tragedia no se detiene aquí. El Registro de Personas Desaparecidas y No Localizadas nos da una cifra de 52,237 personas, precisamente desaparecidas, durante este sexenio (66% más que EPN). Imposible saber cuántas de estas siguen con vida o cuántas yacen en fosas clandestinas, fosas comunes en panteones municipales o Servicios Médicos Forenses (SEMEFO). https://versionpublicarnpdno.segob.gob.mx/Dashboard/Sociodemografico
Para finalizar, de 2019 a 2023, ingresaron a las morgues 34,700 cuerpos que permanecen sin identidad. Aunque López Obrador prometió atender de manera prioritaria la crisis forense y las desapariciones de personas, las iniciativas para enfrentarlas: el Mecanismo Extraordinario de Identificación Forense, el Centro Nacional de Identificación Humana y el Banco Nacional de Datos Forenses, o fueron desmanteladas o nunca se concretaron. En las morgues mexicanas hay más de 72,100 cuerpos sin identificar. Son cadáveres que ingresaron a los SEMEFO entre 2006 y 2023, sin que el gobierno les haya restituido el nombre. https://adondevanlosdesaparecidos.org/
Presidente, la historia será implacable al registrar los números que reflejan el dolor de miles y miles de familias. Usted prometió paz y seguridad, pero el saldo final no es el prometido.
Somos un país desgarrado por la violencia, donde los cadáveres sin nombre se acumulan en las morgues, donde miles de personas siguen desaparecidas, donde miles de madres buscadoras cavan en páramos desiertos buscando a los suyos, donde (en promedio) una persona perdió la vida violentamente cada 15 minutos durante su administración.
Y no se trata solo de estadísticas; detrás de cada número hay una vida truncada, un proyecto interrumpido, una familia destrozada, un vecindario que vive con miedo.
Estos muertos no son de un presidente, son de un país que sigue sufriendo, sexenio tras sexenio, las consecuencias de políticas ineficaces y agencias gubernamentales incapaces, ineptas, sin presupuesto, cooptadas y/o corruptas.
Al final, lo que queda es un saldo de profundo dolor que ningún discurso podrá justificar y una amarga realidad de un país que, bajo su mandato, no pudo encontrar el camino hacia la paz.
Consultor en seguridad y manejo de crisis
@CarlosSeoaneN