En junio pasado, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) publicó su World Drug Report 2025, confirmando lo que en México hemos vivido con crudeza durante años: la droga ya no solo transita por el país. También se produce, se consume y, cada vez más, nos mata.

Tres sustancias destacan por su impacto en la seguridad y la salud pública: la metanfetamina, el fentanilo y la cocaína. Juntas conforman un triángulo perverso que alimenta la violencia, corrompe las instituciones y debilita la capacidad del Estado mexicano para proteger a su población.

México, epicentro de la metanfetamina

Seguimos siendo uno de los principales centros de producción de metanfetamina a nivel mundial. A diferencia de las drogas tradicionales que requerían grandes cultivos, la metanfetamina puede fabricarse en laboratorios clandestinos, lo que reduce costos y riesgos para los cárteles.

En los últimos años ha aumentado el número de mexicanos que ingresan a tratamiento por consumo de esta sustancia, en particular hombres jóvenes. Es un giro muy preocupante. Esta droga, barata y altamente adictiva, genera violencia intrafamiliar, incrementa los delitos patrimoniales y deteriora el tejido social desde sus cimientos.

Fentanilo, la sombra que crece

El informe también documenta un aumento significativo de personas tratadas por consumo de fentanilo en México entre 2018 y 2023. Este opioide sintético, hasta 50 veces más potente que la heroína, se mezcla con otras sustancias como el “éxtasis”.

El riesgo no está solo en el consumo directo, sino en el envenenamiento inadvertido.

Un joven puede pensar que está tomando una “tacha” para pasarla mejor en la fiesta y estar, sin saberlo, al borde de una sobredosis o de la muerte misma.

El fentanilo en México marcó ya un cambio estructural: los cárteles ahora controlan toda la cadena de suministro. Desde la importación de precursores, fabricación, distribución urbana y la venta al menudeo.

El modelo de negocio se ha perfeccionado para maximizar ganancias a costa de vidas humanas.

Cocaína, la vieja conocida que no se va

El reporte señala que la producción global de cocaína alcanzó un nuevo récord en 2023, impulsada principalmente por Colombia. Aunque en México no producimos cocaína, nuestro rol como corredor logístico es cada vez más relevante.

Las rutas andinas hacia Estados Unidos atraviesan nuestro territorio con mayor frecuencia y, con ellas, se intensifica la violencia. La cocaína sigue siendo una droga altamente lucrativa en el mercado negro. En consecuencia, los grupos criminales están dispuestos a matar por controlarla.

El triángulo criminal y sus efectos

Este triángulo tiene vértices que afectan una dimensión distinta de nuestra seguridad:

- La metanfetamina genera dependencia, violencia y fractura social en zonas que antes solo eran de tránsito y hoy también son de consumo.

- El fentanilo representa una amenaza silenciosa que podría detonar una crisis de salud pública sin precedentes.

- La cocaína sigue siendo el cash cow del narco: financia armas, corrompe autoridades y alimenta estructuras delictivas con alcance transnacional.

Los picos de violencia en estados clave coinciden con disputas entre facciones criminales por rutas, plazas y cargamentos.

¿Y el Estado?

El problema no es la ausencia de estrategia, sino que las actuales parecen pensadas solo para administrar el conflicto y no para suprimirlo a su mínima expresión.

La respuesta debe ser integral: interrumpir las cadenas de suministro, reforzar la inteligencia financiera, perseguir el lavado de dinero y aumentar el acceso a tratamiento, información y programas comunitarios de prevención.

Mientras no se rompa esta estructura, estaremos reaccionando —siempre tarde— a una crisis que avanza más rápido que nuestras instituciones.

¡Ah! Y si no se fracturan los vínculos entre crimen organizado y el poder político… olvídenlo.

Ignorar este último punto, solo llevará a seguir enterrando cadáveres.

POSTDATA – Personalmente, estoy a favor de la legalización/regularización de las drogas. Regular no es rendirse, es recuperar el control que el Estado perdió hace décadas. Y tampoco se trata de moral, se trata de poder, y hoy, el poder lo tiene el crimen.

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.

Google News

TEMAS RELACIONADOS