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Hace algunos años, Tomás Cantú Rodríguez vio El Laberinto del Fauno y se internó en el mundo de fantasía y terror de Guillermo del Toro.
En ese entonces, no podía suponer que el cineasta mexicano pagaría el boleto de avión que llevará al joven a participar en la competencia de matemáticas más importante del mundo: la Olimpiada Internacional de Matemáticas (IMO, por sus siglas en inglés).
“Mi mamá me enseñó el tuit, decía: ‘A ver, yo les voy a pagar los boletos’. Me pareció que [el mensaje] era demasiado simple para algo tan genial: que Guillermo del Toro nos apoyara”, dice Tomás, de 17 años.
El estudiante de primer semestre de preparatoria considera que es “muy triste” que el gobierno federal haya recortado el presupuesto para la ciencia y que no haya recursos para los alumnos que participan en la IMO y la Competencia Internacional de Matemáticas.
“Me parece muy triste que hayan hecho el recorte, no sé a qué se le estará destinando los recursos que eran para la olimpiada, espero que [para] algo bueno. Fue triste que en la IMC se quedaron sin ir cuatro niños porque no había recursos”, cuenta a EL UNIVERSAL en el Instituto de Matemáticas de la UNAM, donde entrena.
Por esta situación presupuestal, quedarán fuera de ambas competencias, de las más relevantes que existen en la actualidad, dos equipos de niños y adolescentes mexicanos. Países como China llegan a enviar hasta 10 equipos para que participen en estos encuentros.
Consciente de que a corto plazo la olimpiada no genera dinero, explica que se debe entender como una visión a futuro porque este tipo de competencias generarán estudiantes mejor preparados y profesionistas dispuestos a esforzarse.
“Es un proyecto que a corto plazo no genera dinero, pero a la larga sí, porque crea personas que están dispuestas a echarle ganas, a luchar por lo que quieren y en algún punto mejorar al país”.
Por lo pronto, el joven estudiante entrena entre tres y cuatro horas diarias para prepararse para la IMO, la competencia de matemáticas más relevante para alumnos que cursan la preparatoria.
Tomás está emocionado por participar en el mencionado concurso, pero reconoce que es muy difícil, tanto que, a pesar de las jornadas intensas de estudio, le costó mucho trabajo clasificar, situación que lo llevó a entrenar diariamente y con quien pueda ayudarle.
“[La IMO] es a la que todo el mundo quiere llegar. Son muy buenos los otros [competidores], la verdad es que clasifiqué de panzazo porque fue muy difícil.
“En una jornada normal, entreno cuatro horas hasta tres días a la semana, pero ahorita sí estoy estudiando diario, en mi casa o donde se pueda, pidiéndole a un montón de gente que me ayude para practicar, para que me pueda ir bien en la competencia”, platica Tomás.