Kabul/Washington.— Los talibanes tendieron una emboscada y mataron ayer al director del centro de medios del gobierno de Afganistán en la capital, Kabul, el último asesinato de un funcionario del gobierno, días después de un intento de homicidio del ministro de Defensa en funciones del país.

El asesinato se produce en medio de importantes avances de los talibanes. En una victoria importante pero simbólica, los talibanes tomaron su primera capital provincial: la ciudad de Zaranj, en la provincia sureña de Nimroz. “La ciudad de Zaranj, capital de la provincia de Nimroz, cayó en manos de los talibanes”, declaró a la AFP Roh Gul Khairzad, vicegobernadora de la provincia.

Los talibanes publicaron imágenes en las redes sociales que mostraban a los insurgentes dentro del aeropuerto local y posaban para fotografías en la entrada de la ciudad. Nimroz está escasamente poblada en una región que es principalmente desértica y Zaranj, la capital provincial, tiene unos 50 mil habitantes. El gobernador de la provincia, Abdul Karim Barahawi, huyó de Zaranj en busca de refugio en el pacífico distrito de Chahar Burjak, donde la población local de etnia baluch le ha brindado protección.

Durante una reunión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, la emisaria de la ONU en Afganistán, Deborah Lyons, instó a los talibanes a “cesar” esos “ataques contra las ciudades” y pidió al Consejo que lance una advertencia “inequívoca”.

La comunidad internacional presionó en la ONU a los talibanes para que detengan su ofensiva militar en Afganistán y negocien urgentemente la paz con las autoridades de Kabul, advirtiendo que no se aceptará un gobierno impuesto por la fuerza.

Los talibanes han estado surgiendo durante meses en Afganistán, tomando franjas de tierra mientras las fuerzas de Estados Unidos y la OTAN completan su retirada final del país a finales de mes.

Las batallas se intensificaron últimamente cuando los insurgentes sitiaron las capitales de provincia en el sur y el oeste de Afganistán, después de capturar distrito tras distrito e incluso tomar cruces fronterizos clave. Horas antes, los talibanes habían reivindicado el asesinato del jefe de comunicación del gobierno afgano.

Estados Unidos condenó el asesinato, y la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, afirmó que los insurgentes “no tienen que seguir en esta trayectoria”.

No conseguirán la “legitimidad internacional” que buscan si continúan cometiendo “atrocidades” contra civiles en Afganistán, dijo EU.

A principios de esta semana, un bombardeo de los talibanes tuvo como objetivo al ministro de Defensa en funciones, Bismillah Khan Mohammadi. El ataque en un exclusivo barrio de Kabul fuertemente custodiado el martes por la noche mató al menos a ocho personas e hirió a 20. El ministro resultó ileso.

El bombardeo fue seguido de un tiroteo que también mató a cuatro combatientes talibanes.

Mientras tanto, aviones afganos y estadounidenses atacaron posiciones de los talibanes en la provincia de Helmand, cuando los insurgentes cerraron un importante cruce fronterizo con el vecino Paquistán.

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