Nueva York.— El Proyecto sobre Migrantes Desaparecidos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), afirma que más de 6 mil personas perdieron la vida durante su desplazamiento por las rutas fronterizas irregulares entre México y Estados Unidos durante el periodo 2014 -2024.
De ese universo, el 60% de las muertes se registraron durante el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador, 3 mil 859.
La organización con sede en Berlín, sostiene que el cruce migratorio terrestre más peligroso del mundo, mantuvo en 2024 la tendencia desalentadora en materia de muertes y personas desaparecidas presenciada en los años precedentes.
Si bien la organización internacional no suele adelantarse a escenarios futuros, es de esperar que por las medidas introducidas por el gobierno estadounidense, 2025 se perfile como otro año con alta tasa de mortalidad en la zona.
“Siempre somos cautos a la hora de predecir los patrones migratorios y los riesgos asociados para los migrantes en las travesías irregulares, ya que dependen de múltiples factores”, dice a EL UNIVERSAL Zoe Sigman, analista de datos del Proyecto Migrantes Desaparecidos.
“Dicho esto, hemos observado una tendencia desalentadora en las muertes y desapariciones en todo el mundo, que ha hecho que 2024 sea el año más mortífero registrado (a nivel planetario). Hasta el 11 de marzo de 2025, el Proyecto ha registrado 6 muertes en la frontera entre EU y México”.
El retorno de Donald Trump a la Casa Blanca ha estado acompañado de duras políticas migratorias. Entre otras medidas, figura la militarización y fortificación de la frontera sur del país, así como la ampliación de facultades al Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) para realizar redadas.
Además, hay amenazas de deportaciones masivas, desmantelamiento de los mecanismos para solicitar asilo en la frontera y ha quedado suspendido el programa que permitía a cubanos, haitianos, nicaragüenses y venezolanos volar a Estados Unidos por razones humanitarias. A esto se añade la reinstauración de la política de permanencia en México.
Entre las organizaciones humanitarias hay la preocupación de que a pesar de las restricciones, muchos migrantes en México seguirán intentando llegar a Estados Unidos, y los retornados muy probablemente pensarán en regresar, exponiéndose a mayores peligros.
El Consejo Danés para los Refugiados registra en muchas personas de interés localizadas en México, la urgencia para acceder al territorio estadounidense.
El Proyecto sobre Migrantes Desaparecidos de la OIM opera con apoyo financiero de los Gobiernos de Suiza y Alemania y desde 2014 recopila datos de las rutas migratorias más concurridas y de mayor riesgo.
El seguimiento de los flujos migrantes en la frontera entre México y Estados Unidos entre 2014 y 2024, muestra que por lo menos 6 mil 412 personas en movimiento han perdido la vida.
Por lo menos 523 migrantes murieron en 2024, aunque prevé que las cifras aumenten, los analistas están a la espera de recibir información de varias fuentes de datos de la región. El 2021 ha sido hasta ahora el más sanguinario desde que se lleva un conteo estadístico, con 809 muertes comprobadas, mientras que en 2023 se registraron 734 fallecimientos de migrantes.
“Las estadísticas de 2024 nos dicen que, trágicamente, al menos 523 personas han perdido la vida al intentar cruzar la frontera entre Estados Unidos y México”, sostiene Zoe Sigman.
Señala que a diferencia de otras rutas y cruces, las muertes en la frontera entre Estados Unidos y México están generalmente bien documentadas dada la disponibilidad de datos. Entre las fuentes están los médicos forenses en los condados fronterizos, la Patrulla Fronteriza estadounidense, el Instituto de Migración de México y medios de comunicación locales.
“Sin embargo, dados los diversos desafíos para la recopilación de datos, debido a la inmensidad del desierto, los cuerpos que nunca se recuperan del desierto o del Río Bravo, y la inaccesibilidad de algunos datos oficiales, las cifras del Proyecto Migrantes Desaparecidos siguen siendo un recuento inferior al número real de vidas perdidas”.
“Todos los que mueren dejan atrás familias y seres queridos, muchos de los cuales experimentan una pérdida ambigua continua debido a que los restos de la persona que migró nunca se identifican”.
La mayoría de las personas que perdieron la vida en la frontera el año pasado fueron centroamericanos, al menos 278 de los fallecidos, otros 28 más venían de Sudamérica; aunque se presume que 198 provenían de Latinoamérica o el Caribe, aunque no puede corroborarse con la información disponible.
Por nacionalidad, después de los mexicanos, 150 víctimas, están los guatemaltecos 82, hondureños 25, ecuatorianos 12, nicaragüenses nueve, venezolanos, colombianos y salvadoreños ocho, respectivamente. También hubo muertos de países tan lejanos, como Nepal y Jordania, un connacional de cada uno.
Al menos 288 migrantes fueron identificados como hombres, 99 como mujeres y 136 carecían de información sobre su género. Al menos 17 niños perdieron la vida en la región el año pasado.
La principal causa de muerte fue mixta o desconocida, 181 casos. En aquellos en donde se tiene información, fueron las duras condiciones ambientales o la falta de refugio, alimento o agua, 169 muertes; seguida del ahogamiento, 117 casos verificados.