Dawson Springs/Mayfield.— Empleados de una fábrica de velas en Kentucky y de un almacén de Amazon en Illinois se quejaron ayer de que o no se les permitió salir, pese a la advertencia de tornado, o no había protocolos que les permitieran saber cómo actuar ante una emergencia como la que el viernes dejó decenas de muertos en el estado.

Autumn Kids, quien trabajaba en el turno nocturno en Mayfield Consumer Products, una fábrica de velas aromáticas que estaba en el ajetreo por las fiestas navideñas, contó que cuando se anunció que un tornado se acercaba a la fábrica, se emitió una orden: “Agáchense y cúbranse”. Jaló hacia abajo sus gafas de seguridad y se resguardó, haciendo a un lado baldes de cera y aromatizante para abrirse espacio. Le quitó un instante la mirada a su novio Lannis Ward, y cuando volteó a verlo, ya no estaba.

Magullado pero feliz de estar vivo, Jemaryon Hart pasó casi siete horas de angustia bajo los escombros de la fábrica de velas en Mayfield, arrasada por uno de los fuertes tornados que golpearon a Estados Unidos el viernes.

McKayla Emery, de 21 años, contó a NBC News desde su cama en el hospital que ella oyó cuando cuatro empleados pidieron a los supervisores que les permitieran irse. “Si se van, lo más probable es que sean despedidos”, contestaron los gerentes. Hasta 15 trabajadores rogaron a los gerentes que los dejaran refugiarse en sus casas, pero sus peticiones fueron denegadas. Otra empleada, Haley Conder, dijo al medio que los líderes de equipo argumentaron que no podían salir porque era peligroso, y mantuvieron a todos en pasillos y baños. Una vez que pensaron, equivocadamente, que el daño había pasado, los enviaron a trabajar de nuevo. La empresa niega las acusaciones. “Es absolutamente falso”, dijo al medio Bob Ferguson, vocero de la firma.

Según datos ofrecidos la tarde de ayer por el gobernador Andy Beshear, el número de muertos en el estado por los tornados es de 74, y la cifra podría ser mayor.

En total, los tornados del viernes dejan un saldo parcial de 88 muertos y decenas de desaparecidos. Entre los fallecidos hay seis empleados de un almacén de Amazon que se derrumbó parcialmente. De acuerdo con el medio The Intercept, los trabajadores se quejaron de que prácticamente no había entrenamiento adecuado para el personal en caso de una emergencia así.

Un 75% de Dawson Springs (Kentucky) desapareció en apenas unos minutos. El tornado destruyó casas, iglesias, fábricas y las esperanzas de cientos de residentes. Sheila Oliver, de 50 años, es una de las personas que vieron su vida salir volando en esta “pesadilla”, que la ha dejado sin casa, sin carro y con uno de sus dos perros gravemente herido.

“Las cifras de muertos que están dando no son reales, son muchos más”, aseguró esta mujer que todavía no ha tenido tiempo de ir a pedir ayuda a las autoridades federales, porque ha estado dedicada a buscar a sus vecinos desaparecidos. El domingo dedicó buena parte del día a localizar a un niño de apenas dos años al que oía llorar bajo los escombros de un edificio y al que finalmente hallaron ya muerto.

El presidente Joe Biden anunció que viajará a Kentucky el miércoles para recorrer el lugar de la tragedia y reunirse con familiares de las víctimas.

“Lo que necesiten cuando lo necesiten”, dijo el mandatario sobre el respaldo federal disponible para las zonas afectadas durante una reunión en la Casa Blanca en la que asistió el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, y la directora de la Agencia Federal de Gestión de Emergencias (FEMA, por sus siglas inglés), Deanne Criswell. Biden aseguró que lo que más le preocupa es la “salud mental” de los supervivientes y la “incertidumbre” de quienes aún buscan a desaparecidos.

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