La zona limítrofe entre la , en las inmediaciones de la alcaldía Tlalpan, es identificada por colectivos de buscadoras como un área donde durante la noche y madrugada son abandonados los cuerpos de mujeres víctimas de algún delito. En los últimos 12 meses, señalan, se ha convertido en un “cementerio”.

Uno de los eventos de alto impacto que volvió a colocar esta zona como un punto de alto riesgo fue el feminicidio de la conductora de televisión Michelle Simón, cuyo cuerpo fue encontrado en el kilómetro 32 de la autopista Picacho-Ajusco por pobladores del ejido de Santo Tomás Ajusco, quienes se encontraban realizando diligencias para extinguir un incendio en la zona.

En el mismo sector se encontró a la maestra Mónica Citlalli, cuyo cuerpo fue ubicado sobre la autopista México-Cuernavaca a la altura del kilómetro 40+800, justo en el poblado de Parres, también en la alcaldía Tlalpan.

En el mismo 2022 y cercano a esta zona se encontraron los cuerpos de Ariadna Fernanda y Lidia Gabriela, por casualidad, pues a decir de los grupos de buscadoras, es “imposible peinar todo el lugar”.

El caso más reciente —registrado apenas la semana pasada— fue el de la joven Paola Michelle, de quien en primera instancia se reportó su desaparición y la de sus dos hijos. Una semana después el cadáver de la mujer de 19 años fue encontrado en esa misma ruta con signos de violencia brutal, su cuerpo fue desmembrado. También estaba en los alrededores de la zona boscosa del poblado de Topilejo.

En el corredor de Topilejo hasta Parres, los habitantes están conscientes de la situación de inseguridad que viven; hay presencia de la delincuencia organizada, dicen. Foto: Diego Simón
En el corredor de Topilejo hasta Parres, los habitantes están conscientes de la situación de inseguridad que viven; hay presencia de la delincuencia organizada, dicen. Foto: Diego Simón

Al continuar con las indagatorias de este caso, se dio a conocer que el agresor posiblemente fue su expareja sentimental, una mujer —supuesta amiga de ella— fue detenida como sospechosa y sus hijos encontrados; uno, abandonado en un hotel ubicado en calzada de Tlalpan y otro, en un refugio del DIF de la misma demarcación.

“La gente no dimensiona el tamaño de todo ese lugar, si tomamos en cuenta; por ejemplo, que desde Topilejo por caminos de terracería se puede llegar hasta el Pico del Águila, en lo más alto del cerro del Ajusco y de ahí a Toluca, estamos hablando de una extensión de más de 50 hectáreas que son ideales para el abandono de cadáveres, mujeres, hombres asesinados por la delincuencia organizada, incluso ahí mismo hay gente que se pierde, entonces eso es sólo para mencionar.

“Si a eso le sumamos que nosotras salimos a los rastreos sólo 10 o 15 personas en total, pues nunca vamos a encontrar nada. Por eso digo que los cuerpos que se han encontrado es por mera casualidad, porque los comuneros de allá que conocen esos lugares y que se meten a las brechas los han denunciado”, comenta Brígida, integrante del colectivo Las Buscamos Vivas CDMX, quien organiza rastreos en toda esa zona, pero de momento no han encontrado a sus seres queridos; ella busca a su hija, desaparecida en 2022.

Si bien la propia Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México tiene registros de reportes de desapariciones de mujeres —cuyas señales de sus celulares las ubican en esa zona— que no superan los 20, las organizaciones civiles consideran que la cifra del año 2000 a la fecha supera las mil desapariciones, no sólo de mujeres, sino también de hombres, cuyos cuerpos pueden estar en esa zona.

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Sin embargo, a pesar de la insistencia de hacer rastreos y pesquisas de manera correcta, estos colectivos nunca han recibido apoyo de autoridades federales, locales o estatales.

En ese corredor, desde Topilejo hasta Parres, los habitantes están conscientes de la situación de inseguridad que viven; bajo condición de anonimato revelan que hay presencia de la delincuencia organizada, talamontes y hasta grupos que se dedican al llamado huachicol del agua, que se incrementa en temporadas de calor.

“Aquí todos saben dónde viven los malandros, en las noches, por las brechas, se ve gente armada, son los talamontes que se están acabando el bosque, todo eso está a la vista de todos, menos de las autoridades”, relata un poblador de la zona.

“Nosotros tratamos de defender el bosque en la medida que podemos, hacemos rondines, pedimos ayuda, pero nadie llega, ni la Secretaría de Seguridad Ciudadana ni los de la Guardia Nacional, aunque tienen destacamentos.

“Hemos pedido que pongan cámaras de vigilancia, que hagan más patrullaje en las noches y nada, si a eso le sumamos que vienen a tirar cuerpos, pues la imagen que se genera de todos nosotros es muy mala, porque creen que somos parte de la delincuencia o que solapamos a las que vienen a dejar a las mujeres y no es así”, explica Manuel, uno de los comuneros de Topilejo que en días pasados cerraron la carretera federal hacia Cuernavaca, Morelos, para exigir la presencia de autoridades ante el incremento en la tala clandestina en la zona.

Fuente: Elaboración propia
Fuente: Elaboración propia

Con toda esta problemática, las familias que buscan a sus desaparecidos se atreven a ingresar a la zona, incluso solas y luego de varios días de analizarlo.

Marcela, otra buscadora, cree que en esa zona puede encontrar a Crystal, su hija, quien desapareció en junio del año pasado. “El tema es que antes de entrar a este tramo ya no hay cámaras de seguridad y aquí, pues, ni los comisarios ejidales ni los comuneros quieren participar con nosotros, nos han dicho que ellos tienen sus problemas que es cuidar el bosque y que básicamente lo demás no importa, aquí vale más unos árboles que la vida de una mujer”.

Marcela comenta que “la pareja de mi hija conoce este lugar y creemos que aquí la pudo aventar, pero no hay señal de su celular, no hay imágenes de su vehículo, no hay nada. Estamos buscando a ciegas en todo este terreno, para entrar ocupamos perros rastreadores, un dron y marcar el área que ya buscamos o por donde ya otras mamás pasaron, pero no, nada de eso se tiene y pues estamos dando vueltas por la misma zona.

“Si entras a ese lugar, te vas a dar cuenta que en cualquier lado dejas tu carro, avientas lo que sea o a quien sea y te vas, sales a Morelos, regresas por la autopista o regresas a la Ciudad por Toluca o escapas para donde quieras”, cuenta angustiada la mujer.

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EL UNIVERSAL realizó un recorrido por esta zona limítrofe entre la Ciudad de México y Morelos, sobre el kilómetro 4000+500, donde se han encontrado los cuerpos de mujeres.

Ahí, hay varios nichos en honor a la Santa Muerte, los vestigios de ropas, veladoras y otros artilugios están a la vista de todos. Más al fondo, donde ya todo es bosque, se observan cruces de las víctimas, al lado, veladoras para “amarres de amor”, lo cual causa sospecha entre los comuneros.

“Aquí si la brujería no funciona, si estos amarres no tienen éxito, pues la matas y aquí mismo la dejas”, ironiza otro de los comuneros quien accedió a fungir como guía durante el recorrido.

Los cuerpos se han encontrado en los alrededores de la carretera libre México-Cuernavaca, hacia un lado conecta a la autopista y hacia el otro al bosque, donde incluso la recomendación fue “no meterse”.

“Si no se tiene el conocimiento necesario de orientación, cualquiera se puede perder y luego, pues porque toda esa zona es de talamontes e integrantes de la delincuencia organizada que al ver cámaras, reporteros o gente extraña se ponen agresivos sin preguntar nada”, advierten los pobladores.

Comuneros señalan que no cuentan con apoyo de la SSC ni de la Guardia Nacional, aunque tienen destacamentos. Foto: Diego Simón
Comuneros señalan que no cuentan con apoyo de la SSC ni de la Guardia Nacional, aunque tienen destacamentos. Foto: Diego Simón

La vigilancia es casi nula, de pronto sólo se observa a dos unidades de la Guardia Nacional que pasan a toda prisa por ese corredor y paran en Parres para hidratarse, compran agua y refrescos, papas fritas y sueros y luego siguen su ronda.

“Esa es toda la vigilancia, una que otra patrulla y ya, los de la policía de la Ciudad de México nomás vienen aquí a echar novio o a descansar, a hacerse mensos un rato, porque cuando les pides ayuda dicen que ni siquiera es su sector; entonces, imagínate, estamos solos todo el tiempo”, concluye Remigio, el guía.

La zona está tan abandonada que los pobladores de Parres reportaron desde hace más de dos años que integrantes de la delincuencia organizada “balearon” un enorme letrero en color verde que a la distancia reza “Termina Tlalpan, Vuelva Pronto”.

A la fecha se aprecian los impactos de bala, “ve, ni eso han cambiado, eso fue una señal clara de aquí ellos mandan”, dice uno de los comerciantes sobre la carretera.

Los daños se observan también en algunos señalamientos, pero eso no detiene el andar de quienes aún buscan los cuerpos de sus familiares.

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