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“¡Qué coronavirus ni qué nada! Las ventas no han bajado y la gente sigue viniendo, sobre todo los fines de semana”, enfatiza Martín García, gerente del Super Mercado Lee Hou, ante la mirada de la señora Lee, quien “no entiende nada de español”, aclara su empleado.
A solicitud de este diario, don Martín le pregunta en su idioma a la señora si ha sido discriminada desde que se dio a conocer dicho virus, ella cambia la seriedad de su expresión y con una sonrisa mueve negativamente la cabeza.
“Ninguno de esta comunidad ha sido discriminado, todo está igual”, insiste el gerente de la tienda, al tiempo que da precios a los clientes que no dejan de entrar y salir del pequeño local, ubicado en la esquina de Independencia y Dolores.
En este callejón de Dolores, entre Independencia y Artículo 123, el virus que tiene ocupado al gobierno de China y en alerta a gran parte del mundo no preocupa a paseantes.
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Decenas de familias, desde niños hasta abuelos, caminan sin prisa, miran los locales de curiosidades antes de animarse a entrar a algunos de los restaurantes que llevan años instalados en este Barrio Chino, que es el más pequeño del mundo, “pero el más alegre”, comenta el joven Xan, quien atiende el Hang King.
“Le aseguro que ninguno hemos sido discriminados, mucho menos la comida, que gusta tanto y hasta piden para llevar; nadie desperdicia un solo platillo”, comenta.
La familia Chipana, procedente de Perú, entre una selfie y otra, sus integrantes dicen no temer a contagiarse del coronavirus.
“Como cree. Así como aquí, en nuestro país también son puros rumores. Para mí que con ese virus es puro cuento chino —dice al tiempo que suelta una sonora carcajada—. Aunque, en serio, para qué le buscamos. Todos estamos en riesgo, es la mera verdad. Llegamos anoche y en migración nada nos preguntaron”, señala Mercedes.
—¿No los revisaron en Migración? ¿Ingresaron a México sin problema? —se le pregunta.
—Vimos a algunas personas con tapabocas, pero ni una pregunta o revisión. Hoy [ayer] por la mañana nos enteramos de que en México no hay ningún caso confirmado con ese virus, lo mismo que en nuestro país —responde la turista.
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El ambiente es amenizado por relajantes melodías orientales, provenientes de una gran bocina de Paco, quien vende discos compactos a 20 pesos uno y tres por 50. El comerciante comenta que no ha bajado el número de gente por temor a contagiarse del coronavirus.
“Si hubiera venido la semana pasada, cuando celebramos el Año Chino, el de la rata de metal, que representa prosperidad y buena fortuna, se daría cuenta si la gente tiene miedo de contagiarse, para nada, aquí todo es alegría”, relata.
“Todos nos reciben como si fuéramos familia y a nosotros nos queda responder ”, dice Carmelita, una abuelita que disfruta el domingo en el Barrio Chino.