tuvo que cargar con el prejuicio del cine que rebosaba de vulgaridad y pobreza cinematográfica como lo fue el de las ficheras, pero en realidad, lo que hizo fue prolongar la tradición del llamado humor de carpa.

Eso considera José Antonio Valdés Peña, crítico de y autor de los libros “Buñuel, una mirada del siglo XX” y “Óperas primas del 1988-2000”.

"En la carpa, el comediante con gran proyección popular expresaba el malestar del pueblo de México que había soportado por décadas y décadas. Ella tenía algo muy especial que era poder decir el albur más pesado, la grosería más fuerte en pantalla y no se sentía agresivo, tenía un dominio perfecto de los tiempos. La comedia es un género muy difícil, que requiere ritmo y gracia e implica tener un ángel y filosofía", agrega.

Forjada sobre la marcha en el trabajo, sin preparación académica actoral , Salinas tenía altos rangos que directores como Arturo Ripstein (“El lugar sin límites”), Alberto Isaac (Tívoli) y José Estrada (“Mexicano ¡tú puedes!”) le exprimieron para el drama.

"Está también 'Justicia de nadie', donde era una mujer que caía en una banda de criminales. Todo esto habla de una actriz muy completa", destaca Valdés Peña.

Durante su carrera en el audiovisual, iniciada en 1964, Carmen contabilizó más de 150 producciones. Perteneció a una generación, junto con Alfonso Zayas y Rafael Inclán , que llevaba gente a los cines.

Eran figuras, comenta el crítico, en el que la gente se podía espejear e identificarse con ellos.

"A ella la veíamos constantemente opinando de todo, se convirtió como en un árbol de sabiduría . Su nexo popular era innegable, será un personaje muy sentido para el público mexicano ahora que no va a estar.

"Ojalá se revalore su carrera en lo que vale. Así como hizo el personaje de la Corcholata (en Bellas de noche) hizo otros más que ahí quedarán", concluye.

Lee también: 

"Carmen Salinas me abrió las puertas en México", recuerda Laura Bozzo

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses