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Durante siglos, las mujeres impresoras, editoras, tipógrafas, encuadernadoras y libreras han sido invisibilizadas o relegadas en los estudios sobre el mundo del libro y la edición; sin embargo, desde distintos países iberoaméricanos, como Argentina, Brasil, Chile, Colombia, España, Guatemala, México, Perú, República Dominicana y Uruguay, 28 investigadoras y estudiosas de la edición desde diversas disciplinas, se han dedicado a recuperar las historias de estas mujeres que hicieron su trabajo entre los siglos XVII y XXI.
A partir de dos preguntas: ¿Desde cuándo es posible hablar de mujeres en el mundo del libro? y ¿cómo la historia del libro latinoamericano ha narrado --o no-- los aportes que las mujeres han hecho en el ámbito editorial?, y desde una nueva revisión con perspectiva de género, las investigadoras dan un panorama histórico con enfoques interdisciplinarios en el libro “Las mujeres y los estudios del libro y la edición en Iberoamérica”, coordinado por Marina Garona Gravier y coeditado por la Universidad de los Andes, la Universidad Autónoma Metropolitana y la Universidad de Santiago de Chile.
“Lo primero que queríamos era mostrar qué se ha dicho sobre las mujeres en el mundo del libro, no solamente como tipógrafas o como editoras que son facetas que yo había estudiado, sino también como traductoras, como libreras, como agentas digamos literarias, también el campo de las artes visuales en su cruce con la edición especialmente para el caso infantil y dar, a propósito de estas, distintos ejemplos de vida, porque hay unas contribuciones que son de corte biográfico, pero otras sí son miradas de conjunto”, asegura Garone Gravier.
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La propuesta era también hacer un gran mapeo de las mujeres en los estudios del libro y de la edición, dar cuenta de cuáles han sido las contribuciones de las mujeres, que van desde el período novohispano hasta la edición digital contemporánea. Marina Garone asegura que el esfuerzo mayor fue dar con las personas que en cada una de las temáticas, son las personas expertas en esta materia y reunirlas para que justamente de la lectura cruzada de estos capítulos pudieran ver estas coincidencias, estas sincronías y también los elementos de singularidad.
Hay algunas de los trabajos que dan cuenta de los fenómenos que salen por estudios de caso, pero otros que surgen de las miradas conjuntas del trabajo colectivo de las mujeres. “Hay mapeos muy interesantes, como, por ejemplo, la impresionante presencia de mujeres editoras en la edición universitaria, concretamente un trabajo que hace Jenny Guerra en donde vemos que ahí cuantitativamente se dan unos indicadores que de otra manera no hubiéramos podido saber, sin embargo, la forma en que trabajan estas editoras universitarias es menos protagónica que cuando vemos el perfil que se dibuja, por trayectoria, de un editor hombre”.
Y es que este trabajo parte de hacer un mapeo con perspectiva de género, mujeres trabajando historias de mujeres en labor individual o colectiva. Cita así otro ejemplo, el de la contribución que hizo Ana Gallego Cuiñas sobre el cruce entre el impacto de la labor de las editoras para la edición independiente en Iberoamérica.
“Es decir, lo que identificamos con esta especie de mapeo es que algunos géneros estuvieron particularmente alentados en manos de mujeres, tanto, por ejemplo, la edición infantil como las dimensiones de pequeña escala de las editoriales independientes de un tiempo a esta parte y también que una parte de la producción escrita de las mujeres autoras, la labor de las traductoras y las agentes literarias, ha sido fundamental para hacer este nuevo boom de la literatura latinoamericana pero en manos de mujeres”, afirma la doctora en Historia el Arte por la UNAM.
Es así que si bien hay trabajos para realidades nacionales, como por ejemplo “Ellas editan”, que es un libro publicado en Colombia con entrevistas a editoras y hay algunos dossiers monográficos que se habían dedicado al tema en Argentina y Chile, no había, hasta esta obra que reúne a 28 mujeres estudiosas en un libro de 680 páginas, una mirada que procura tratar de tener la mayor cobertura geográfica y cronológica.
“Por ejemplo, ver que la edición científica o editoriales de ciencia no académica, no tienen tanta presencia de mujeres, sin embargo, el capítulo que yo abordé que es justamente sobre Carolina Amor de Fournier, la hermana de Pita Amor, precisamente es una de las pioneras de la edición médica y científica en México. Es curioso ver cuando vas encontrando esos perfiles y poniéndolos a la luz a veces inclusive en relaciones de familiares con esposos, en donde se suele ver al marido, pero no a quién es la mujer, o por ejemplo, poner el caso de las colegas de Perú que trabajaron sobre una especie de mercado que se llama el Mercado de las amazonas, que son libreras, que si bien heredan ese negocio por parte de familias, en realidad, las que activan ese circuito del libro usado y de viejo son las mujeres”, señala Marina Garone.
Son casos, agrega, que no se conocen y que no habían estado aglutinados. Lo que hicieron fue dejarse sorprender, ver y constatar permanentemente que las mujeres están en la historia del libro desde todas las aristas, no solamente como escritoras “que es donde más suelo se les ha dado, sino que están también como correctoras, traductoras, ilustradoras, tipografías, vendedoras de libros, en fin, todo lo más posible”.
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Y este nuevo enfoque con perspectiva de género dice que se hace necesario ver en algunos casos la inestabilidad de los archivos, que las fuentes a veces son muy parcas o las historias oficiales que se han contado de algunos acontecimientos, y por ello hay que reescribir algunas narrativas.
“Pongo por caso la labor de las editoras literarias que en los años 60 o 70 no tienen forma de competir contra la imagen social que tienen sus colegas hombres, hay que leer entre líneas muchas de las cosas que están pasando”, dice Marina Garone, quien asegura que no es que ahora quieran tergiversar la historia, más bien, lo interesante es ver cómo durante mucho tiempo se dijeron otras cosas y cuando ellas investigan y van al archivo, estabilizan las series documentales, se dan cuenta de que en realidad ahí están las mujeres, que ahí aparecen, “encuentras en los nombres de las correctoras, los nombres de las traductoras, en algunos casos inclusive ver los contratos o ver la edición política”.
“Las mujeres y los estudios del libro y la edición en Iberoamérica. Panorama histórico y enfoques interdisciplinarios” reúne a investigadoras como la propia Marina Garone, pero también a otras como Jenny Guerra, Corinna Zeltsman, Agnes Gehbald, Ana Gallego Cuiñas, Freja Cervantes, Alejandrina Falcón, Zazilha Lotz Cruz, Daniel Szpilbarg, Carlota Álvarez Maylín, Ana Elisa Ribeiro, Daphne Luzmila Cornejo ye Ivana Mihal, entre otras más.