Tras el cambio en la metodología del Módulo sobre Lectura (Molec) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), se reportó un avance en algunas cifras sobre el comportamiento lector de los .

Según la página web del INEGI, el MOLEC es un proyecto que “genera información estadística sobre el de la población del país”. Para 2025, algunos de los datos más llamativos son que: “Del total de población alfabeta de 12 años y más, 62.5 % leyó libros”. Este 62.5 % es una cifra evidentemente mayor al 41.8 % dado a conocer en 2024, y que corresponde también a una población lectora de libros.

El estudio continúa: en 2025, el grupo de 12 a 24 años fue el mayor porcentaje (89.1 %) de personas lectoras de lo que se llama materiales Molec: libros, revistas, periódicos, historietas, páginas de Internet, foros o blogs y redes sociales. Mientras que en 2024, el porcentaje de población alfabeta de 18 años que leyó esos materiales es más bajo: 69.6 %. Dos diferencias son evidentes y se deben al cambio en la metodología de análisis: los materiales no abarcaban, hasta entonces, redes sociales y el margen de edad era de 18 años y más y no de 12 años en adelante, como en 2025.

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En 2024, la población lectora leyó 3.2 libros al año. A junio de 2025, contrasta el promedio general de 4.2 libros leídos, según el tabulador “Población alfabeta de 12 años y más lectora de libros por características sociodemográficas y económicas, según número y promedio de libros leídos”. Este dato, el promedio de libros que lee el mexicano, no se encuentra directamente en el reporte general para prensa, tal como sucedió en otros años.

“Fue una decisión de presentación de resultados (...) Eso es un reporte, nosotros seleccionamos algunas gráficas, ahí están las bases de datos. Se pueden hacer, de hecho, análisis mucho más profundos”, explica Mauricio Rodríguez Abreu, titular de la Unidad de Estadísticas Sociodemográficas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), quien habla sobre el cambio de metodología:

“Originalmente, el módulo estaba cargado a la encuesta de confianza del consumidor. Esta encuesta solamente se hace en 32 ciudades del país. A partir del 2025, para reforzar no solamente este módulo, sino varios módulos, pero en este caso me voy a referir al de lectura, se hizo un ejercicio especial en el cual se hace de manera independiente esta encuesta, se amplía la muestra, es decir, ya se puede hablar a nivel nacional, y además se incorpora la población de 12 años y más. Al hacer la incorporación de esta población, el incremento de las edades y también estar en varias partes del país ya nos permite generalizar de mejor manera a la población e incluso, ahora no lo hacemos, porque tratamos de ser lo más comparables posible, pero podemos incluso analizar lo que pasa en el contexto rural de México. También aprovechamos, dado este cambio, incorporar toda esta información sobre lectura en redes sociales, y eso es más algo temático”, explica Mauricio Rodríguez Abreu, titular de la Unidad de Estadísticas Sociodemográficas del INEGI y añade que, si se quiere hacer una comparativa histórica, por ejemplo, puede consultarse la Gráfica 20, “Población de 18 años y más en áreas urbanas, lectora de libros1/ serie 2015-2025”, que se incluye en el reporte de resultados. “Lo que hicimos fue ampliar la cobertura de la encuesta para poder dar más información, pero sí restringimos para ver el comportamiento histórico tanto en libros como revistas como periódicos a la población comparable con otros años”.

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Sobre el cambio de metodología, el comunicado oficial también detalla: “Hasta 2024, la información se recolectaba exclusivamente para la población de 32 ciudades (una por entidad federativa) con 100 mil o más habitantes. A partir de 2025, el Módulo (...) se amplía a una representación nacional”.

Rodríguez Abreu explica que “ahora se tienen 32 ciudades más otras ciudades en el país. Pondré un ejemplo. En el caso de Guerrero, podía estar Acapulco y no Chilpancingo, por decirlo de alguna manera (…) Siempre recibíamos correos: quiero saber qué pasa en otras ciudades en la entidad federativa, en el contexto rural. No presentamos tabulados de eso para no confundir a la población”. Al comentarle que al abrir el umbral de edad a 12 años se puede sentir desconfianza porque hay una población que inevitablemente debe leer libros, explicó que los datos se han dispuesto para precisamente ser revisados en las gráficas que permiten hacer un comparativo histórico. También es polémica la inclusión de redes sociales como material de lectura.

“Lo que nosotros vimos es: estás en Facebook y de repente aparece una nota periodística. La abres y sigues estando con Facebook. Estás leyendo en esta red o que te manden un documento o algo vía WhatsApp, o que estés viendo algún reportaje en Twitter. O sea, estamos reportando la lectura en estas redes”.

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Otro comentario que se recibió fue que la gente leía cada vez menos, pero seguramente leía todo el tiempo en redes sociales. “Lo que vemos es que no. Aunque efectivamente, sí hay un porcentaje que dice leer redes sociales”.

El escritor Juan Domingo Argüelles, quien fue coordinador de publicaciones periódicas de la Dirección General de Publicaciones del extinto CONACULTA, afirma que el gran problema de las instancias autónomas de mediciones, electorales y de derechos humanos es que se partidizaron.

“Pensemos que en 2023 se decía que la población lectora del país disminuyó 12.3 %. Y ahora resulta que se dan datos como festejando que la lectura en México, sobre todo en los adolescentes, aumentó. Es una cosa muy rara porque, si hacemos una lectura crítica de todo esto, basta con simplemente ver los datos y la realidad del país en cuanto a la cuestión de venta de libros, de la industria editorial, para saber que esto no es verdad. Es decir, la metodología que usaron tiende siempre a ofrecer un panorama mejor del que hay”.

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El escritor, que ha analizado el tema desde hace décadas, hace énfasis: “Hoy parece que todo de lo que se trata es de acomodar cifras mediante metodologías para decir que las cosas van bien. Lo que vi, en realidad, es que todo se acabó convirtiendo en una forma de progreso improductivo, como diría Gabriel Zaid. Porque, por lo que veo, si las cifras de ellos no mienten, estamos mejor que antes”.

Argüelles habla de un aire de leyenda urbana que ha perseguido este tipo de mediciones: “Cuando comenzaron las mediciones de lectura, se hablaba, sin que nadie tuviera como probarlo, de que en México se leía medio libro por persona. Luego se habló de libro y medio y tampoco nadie daba cuentas de esa medición. De pronto, cuando ya comienza el Molec, se comienza a hablar de dos libros y medio por persona. Queda claro que desde que se comenzó a medir esto, siempre iba en descenso la lectura. Casi nunca aumentaba, sino que decrecía; ahora, de pronto, se habla de cuatro libros y medio, de una forma tan enfática que todo parece indicar que, al igual que se acabaron los pobres, se acabaron los no lectores y estamos mejorando extraordinariamente”.

Concluye, con tono irónico, que mientras haya un segundo piso de la Cuarta Transformación, habrá un segundo piso de la lectura; que la experiencia frente a un libro como unidad no se compara con la posible experiencia que puedan dar las redes sociales; que regalar libros no se relaciona con el aumento de la lectura y que faltó incluir a quienes leen recetas de cocina.

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