En Bestiario del bibliófilo (y otras fieras literarias), el libro de ensayos del escritor y periodista cultural yucateco Ricardo E. Tatto, abundan los lectores apasionados, pero también los amantes de los libros, los que acumulan, coleccionan, atesoran y se obsesionan lo mismo con primeras ediciones que con ediciones anotadas, autografiadas o con exlibris; están también retratados los devoradores o “ratas” de bibliotecas, los libreros o “marchantes” de libros y los ladrones o “birladores” de libros.

“Es una colección o una serie de ensayos en torno al mundo de los lectores, pero también de los aman tes de los libros. Bibliofilia significa amor por los libros, y bibliófilo, el amante de los libros”, entonces este libro, dice, “es un intento y una aproximación mía para clasificar los distintos tipos de personajes o personas que estamos dentro del mundo del libro”.

Esta obra que reúne cerca de 40 ensayos breves sobre temas como el buen lector, la fauna bibliófila, los viajes y otras geografías literarias, incluso textos sobre el buen ponente, el humor negro y la corrección política y el arte de la crítica de arte, fue ganador del premio del Fondo Editorial del Ayuntamiento de Mérida, que es el coeditor junto con la editorial Nitro Press.

Ricardo E. Tatto (Mérida, 1984) dice que llamó así a su libro porque compara a los lectores con bestias, “somos un poco bestias porque siempre estamos cargando libros; somos un poco bestias porque devoramos el papel, la tinta, el polvo, las ideas, el conocimiento”.

En este libro, los lectores se van a ver retratados e identificados, van a encontrar desde el lector monógamo, al polígono y al promiscuo, “también a aquellos que compran muchos libros, pero a veces ni los leen, a los libreros o marchantes de libros que son los que compran, venden y revenden, a los ladrones de libros, yo los llamo elegantemente los birladores de libros, a los bibliófilos y a los obsesivos, es tanto su amor por los libros que van generando una obsesión o compulsión”.

El escritor quiso retratar en estos ensayos a los distintos tipos de bibliófilos. “Hay quien colecciona y atesora distintas ediciones de un mismo libro o que valora mucho las primeras ediciones o los libros incunables, hay otros que atesoran encuadernados, otros que coleccionan exlibris, libros autografiados, libros anotados. Lo que intento es hacer toda esa descripción que puede tener el libro como objeto, que lo hace ser un producto cultural artístico para los locos de los libros”.

Su meta en esta reunión de ensayos, muchos escritos durante la pandemia, es describir el panorama de todos los que están en el mundo del libro, pero desde el punto de vista del lector, porque dice que sobre los escritores y los lectores-escritores, o sobre el acto de escribir se ha escrito mucho, pero hay muy poco escrito sobre los lectores comunes y corrientes, los que circulan por las librerías de segunda mano y los que pululan por los botaderos de libros.

“Son esos lectores los que realmente hacen que se mueva esta industria, y esos lectores tienen sus propias manías. Por eso en la portada está el bibliófilo como el hombre polilla que es el que vive entre libros de bibliotecas, algunos los llaman ratas de biblioteca. Son seres humanos que están insertos en este microcosmos de la literatura o del mundo editorial”, afirma.

Tatto quería hablar del libro como objeto y producto cultural que son objetos tan preciados que primeras ediciones de Pedro Páramo, de Juan Rulfo, o Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, puede costar más de 15 o 20 mil pesos, incluso hay libros que se subastan, libros antiguos con más de 300 o 400 años que son valiosísimos, “hablo de cómo el libro impreso tiene ese valor agregado, es como si tuvieras un lote de inversión”.

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