El cuerpo en totalidad se une a los ritmos propuestos por Myra Landau. Corazón, tejidos, sangre… Inhalar, alveolos moviéndose, aorta, válvulas. Pulmones en expansión. Cada partícula sostiene su patrón de actividad. Como si Landau pudiera detectarlo/alterarlo.

Landau fue una artista nacida en Rumania en 1926, quien vivió en distintos lugares, como Brasil, Italia, Jerusalén, Países Bajos, incluido México entre los años de 1960 y 1944, como nos dice Pilar García, curadora de la colección artística del MUAC. Rebasa el arte abstracto, por fin su nombre es dicho a pesar del coto de poder artístico en la segunda mitad siglo XX, el de la ruptura, donde sin extrañarnos los hombres estaban a la cabeza.

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Ritmo imprevisto 1975. Crédito: INAH
Ritmo imprevisto 1975. Crédito: INAH

Su manifestación estéticaincluye la plasticidad de la palabra escrita. Libros de artista, formatos que pueden transportarse (para una mujer nómada como ella), hojas hiladas a manera de diario, collage, dibujos, palabras cohabitando, microuniversos en dilatación constante. ¿Poesía? No importa en qué soporte, lienzo, metal, papel, ni con qué escriba: lápiz, tinta, vara sobre arena, ácido. Las palabras son imágenes y cadencia, traspasan la barrera del sonido para flotar en otras materias. Me parece que un ejemplo de ello es su obra Textos legibles y ritmos ilegibles s/f, cuya musicalidad visual es indudable.

La experiencia se vuelve poema o prosa poética a través de caligrafías y tipografías rítmicas. No podría ser de otro modo:

Tu vida, tu arte será ritmo y el ritmo será continuo y tu vida alcanzará el equilibrio indispensable para que te sientas, al mismo tiempo, mortal e inmortal.

Myra Landau en Si sabes ver

La geometría sensible se percibe como geometría activa desde el momento de su concepción. Myra Landau en posición creativa: mano alzada, mujer sintiente en nervaduras y extremidades. Seguramente tiene inspiraciones y paralelismos multiculturales, textiles primitivos dijo el curador y teórico Juan Acha, culturas brasileñas, raíces judías, gitanas, elementos del barroco, coloniales, prehispánicos, en fin. Pero hay más: el mundo natural. Pilar García alumbra letras de Landau de cuando se refugió cerca del mar en Veracruz después de que parte de sus obras fueran destruidas por el hijo de su pareja, Salas Anzures:

Una arena dura como la que cubre las playas de Tecolutla fue para mí la tela y el papel que tanto ansiaba. Viendo las playas comencé a ver líneas que trasplanté a un cuaderno escolar que había comprado en el pueblo. […] Sigo el color de la arena, la línea cruda, y he jugado con palos -líneas- marcas que son modificadas, ya no por el agua, sino por mis dedos, mi mente, mi imaginación. Distorsiones, divergencias, convergencias.

Landau se entrelaza, y no metafóricamente, con la naturaleza, con sus vaivenes, sus manifestaciones, de tal suerte que existen una con la otra en lenguaje único. La palabra es otra prueba de .

García, en el catálogo sobre la exposición Geometría sensible, rescató lo siguiente:

Porque ritmo es todo […] Está en todo. Vida. Destino de las personas. Todas siguen su ritmo. La poesía, la música, la danza -todo tiene un ritmo. La matemática. Ni hablar de la geometría. Ritmo es equilibrio. Ritmo es belleza. Ritmo es casi rito también. Ritmo es misterio a pesar de su sencillez aparente.

Traslados sonoros alimentados de los golpeteos rítmicos internos de la misma artista.

Landau entra en el terreno de la disidencia de las mujeres artistas, no importa si no fue de manera consciente: me atrevo a asomarme a una cosmogonía erótica; es otra especie de erotismo hacia el camino de lo planteado por Audre Lorde en Los usos de lo erótico, donde el deseo se presenta como fuerza creativa. Las hendiduras, los colores, las manchas, su separación, las ondulaciones no puedo desprenderlas de su producción literaria, conforman una ser invertebrada que palpita a un milímetro de nosotras, cerca del oído, que se contrae y regresa a un estado latente cada determinado tiempo (no sabemos cuánto exactamente). Dejemos atrás los cuerpos desnudos, los cuerpos femeninos desnudos para ser precisa, listos para usarse. Se trata pues de libinidizar la esencia de la vida misma, aquello que permite ser a las ramas, al mar, al hielo, eso que recorre las arterias de la tierra: el movimiento.

La artista escribe/pinta y no “una sutil línea”, como la describió Jorge Alberto . Las líneas escritas por Landau impulsan flujos de todas clases en quienes sienten mientras leen corporalmente formando parte de dichos universos en vórtice.

Dawn Ades nos permite tocar más relieves en los textos de Landau:

Una línea dibuja otra

Un punto forma otro

Un círculo se añade a otro

Una mancha de color atrae a otra más intensa

Nuestro trabajo es magia pura

Renovación sin límites

Una meditación constante

Y un trance constante

La producción artística de Landau evoca magnetismo a velocidades varias. Obras visuales con trazos, con goteos, con espirales hacia los que nos dirigimos como imán.

¿Quién puede hablar sobre arte? Quien quiera. Cecilia Fajardo-Hill recuerda los pensamientos de Landau: [el arte] “es una necesidad que nos pertenece como nos pertenece la piel que nos cubre [y es] la manera de quebrar tabúes, barreras y fronteras sociales, geográficas, etcétera, ¡que nos tienen encarcelados!”

Apropiarnos del arte. Resultado: cocreaciones, rescatar el orden acompasado o vertiginoso o múltiple de Myra Landau para concebir con el suyo ritmos disidentes.

Notas

1. Mi gratitud absoluta para Pilar García, curadora de la exposición Myra Landau. Geomatría sensible, por su generosidad al compartirme archivos y datos (recopilaciones de su exhaustiva investigación) con el fin de presentar junto a ella y Ekaterina Álvarez el libro homónimo en la Fiesta del Libro y la Rosa UNAM 2025.

2. Ver Myra Landau. Geometría sensible, Pilar García et al. Museo Universitario Arte Contemporáneo, UNAM, México, 2024.

3. Ibid, p. 31-32

4. Dawn Ades, “Abstracciones alternativas. Ritmos de Myra Landau”, en Myra Landau. Geometría sensible, en Pilar García et al. Ibid, p. 51.

5. Cecilia Fajardo-Hill, “La geometría existencial de Myra Landau” en Pilar García, et al. Ibid, p. 60.

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