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Los graves problemas de contaminación del aire que experimentamos en el país desde la semana pasada llegan, coincidentemente con el aniversario 26 de Greenpeace en México, lo que nos recuerda que los problemas de contaminación del aire en esta ciudad son menos extraordinarios que lo que nos quieren hacer creer, esto porque la primera actividad de la organización fue para denunciar la contaminación de aire que azotaba la ciudad.
Hoy, 26 años después, tristemente vemos que la problemática sigue más vigente que nunca, se siguen violando los derechos de la población a la salud y a un ambiente saludable y no solo eso, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más del 92% de la población respira aire contaminado, lo que nos indica que este ya no es solo un problema de las grandes ciudades, es cuestión de revisar el portal de sistema nacional de monitoreo de calidad del aire, SINAICA, para darnos cuenta que hay focos rojos por todo el país y que el problema continúa extendiéndose.
Es momento de que el problema se resuelva de raíz, que los gobiernos encaminen políticas estrictas que ataquen al problema desde su origen, el cambio en los sistemas de movilidad.
Si queremos volver a respirar aire limpio en este país, forzosamente tenemos que cambiar la forma en la que nos movemos. El desarrollo de nuestras ciudades ha puesto al automóvil en el centro del diseño y de la designación presupuestal, en detrimento del transporte público y de la movilidad activa, hasta de la misma infraestructura peatonal. Es preciso que se desarrollen alternativas de movilidad para la gente, la inanición presupuestal para los sistemas de transporte público ha devenido en opciones insuficientes, ineficientes, sucias y en muchos casos peligrosas; no se diga la falta de infraestructura para transporte no motorizado.
Se habla que los incendios han ocasionado esta situación extraordinaria, pues también es importante decir que estos incendios son un síntoma del cambio climático y que los expertos han señalado que cada vez serán más frecuentes y de mayor magnitud.
Es impostergable que las autoridades actúen con seriedad, con responsabilidad y con la urgencia que estas emergencias ambientales requieren. Cada día de inacción que pasa cobra vidas (50 personas mueren cada día debido a la mala calidad del aire) y nos aleja un poquito más de las metas climáticas, que en este momento tendrían que ser la prioridad de los gobiernos.
Pablo Ramírez es responsable de los temas de calidad del aire de la campaña de Revolución Urbana de Greenpeace México.
Mayor información en www.greenpeace.org.mx