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En el marco de la promulgación de la Constitución de la Ciudad de México, la iglesia católica expresó a través del editorial del semanario Desde la Fe, que “ha nacido una constitución asesina que no reconoce lo más valioso para cualquier ser humano aun desde el vientre materno, la dignidad de la vida”.
En el texto citado se hace mención de que el negocio que implica la práctica del aborto es peor, incluso, que el del narcotráfico.
“Las fracciones mayoritarias en la constituyente evadieron la durísima realidad de sangre y crueldad en la Ciudad de México. Realidad que esconde la inmoral figura de la eutanasia y el lucrativo y abominable negocio del aborto, que es peor que el del narcotráfico”.
Las autoridades eclesiásticas afirman que bastaron cuatro meses “para lograr un documento ilegítimo, atropellado, recetario de ideologías y de absurdos jurídicos”.
En donde “numeralias y estadísticas finales, datos duros, del triunfalismo de una asamblea constituyente que ha procesado toneladas de información, que ni las mismas cámaras del Congreso de la Unión han logrado, ahora conforman la memoria histórica de esa asamblea de cien diputados cuestionados desde su elección y designación”.
La iglesia, enfatiza en que la nueva Constitución tendrá vigencia a partir del próximo 17 de septiembre y hace un recuento de las 21 sesiones plenarias que a su parecer se realizaron “siempre al límite de tiempo y en jornadas intensas y apretadas, donde se debatieron temas polémicos que deberían ser ejes rectores de un documento que ahora confirma la ideologización que será ley vigente”, al mismo tiempo resalta que un documento fundamental como la carta Magna, “fue secuestrado por las izquierdas intolerantes, asesinas, y absurdas por reconocer derechos en donde no se deberían y no reconocer aquellos que deberían estar en la norma”.
Entrando de nuevo en el tema del aborto, expresaron que el debate sobre el derecho a la vida no tuvo “parangón” alguno y que la imposición de las mayorías hizo que el primero de los derechos quedara fuera del texto.
“Lo absurdo se asoma aquí, cuando repasando el texto aprobado, se tienen derechos que dicen confirmar a la Ciudad de México de ser incluyente, solidaria, libre, tolerante, democrática, representativa, garantista y protectora de los derechos humanos, sin embargo, en esas mismas letras carga su condena, encadenándola a los grilletes de la injusticia e inequidad, sobre todo para quienes no se pueden defender”, puntualizan.
Aseguran que el aborto está cubierto de “benévola licitud y derecho reproductivo a nivel constitucional” que ha permitido que durante diez años se haya evadido el asesinato de más de 170 mil personas en gestación.
Además en el editorial afirman que la “pírrica” victoria de la constituyente “sirve de tapadera para cubrir las millonarias rentas de la industria del aborto que enriquecen más y más a unos pocos”.
Señalan que en 2014, la Organización Mundial de la Salud, declaró que en México podrían producirse 1.5 millones de abortos anuales cuyas ganancias serían superiores a los 4 mil millones de pesos.
“El jugoso y lucrativo negocio de muerte beneficia, principalmente, a las farmacéuticas y laboratorios fabricantes de medicamentos para inducir la muerte de seres humanos a los que la ciencia ha confirmado, efectivamente, con capacidad autónoma para vivir y desarrollarse como personas”.
En este sentido se preguntan “¿Qué farmacéuticas y laboratorios son los clientes principales en el sistema de salud de la Ciudad de México? ¿cómo son invertidos los dineros del pueblo capitalino para beneficiar a estos anónimos mercaderes de la muertes? ¿los diputados constituyentes saben de este negocio asesino lucrativo que enriquece a pocos y mata a muchos?”.
Subrayan que a pesar de que los constituyentes quisieron emular sus largas sesiones e ideologizadas argumentaciones con las de otros grandes constituyentes de la historia, quienes fundaron la nación mexicana.
“No les llegan ni a los talones”. Y recuerdan la frase de un liberal, político, poeta y constituyente de 1857: “Los valientes no asesinan”.
Por último se hace hincapié en que a 160 años de la promulgación de la constitución política de los Estados Unidos Mexicanos que nos rige, “estos aniversarios se ensombrecen con la promulgación de un pobre texto a modo y contrario a los principios liberales de justicia e igualdad”.