Más Información
Pifia ortográfica se cuela en transmisión del debate sobre CNDH; “Dictamen a discución” pasa desapercibido en Canal del Congreso
Delegación mexicana va a la COP29 en Azerbaiyán; promoverá “política ecológica y ambiental humanista” de Sheinbaum
Piden a Sheinbaum estrategia contra promesas de campaña de Trump; “lo va a cumplir”, advierten académicos de la UNAM
MC pide a “quienes tienen decencia” que voten contra Rosario Piedra en la CNDH; hay muchos “queda bien”: Castañeda
El presidente de EU, Barack Obama, nominó a Jeffrey DeLaurentis como su elegido para ser el primer embajador estadounidense en Cuba en más de 50 años. El diplomático, pieza fundamental en las negociaciones para el restablecimiento de relaciones entre dos naciones enemistadas, es la persona ideal, y su nombramiento “es un paso de sentido común hacia una relación más normal y productiva entre los dos países”.
El regreso de la relaciones diplomáticas entre Cuba y EU, anunciada en diciembre de 2014 por sorpresa, forma parte del legado en política exterior más importante de Obama, y en los últimos meses que le quedan en la Casa Blanca ha querido terminar de atar todos los cabos posibles en lugar de pasar el trabajo a su sucesor. El presidente estadounidense, tras su histórica visita a La Habana el pasado mes de marzo y el constante y progresivo levantamiento de restricciones, da el paso definitivo que le faltaba para despejar todas las dudas de que el proceso de deshielo de la “guerra fría” americana de la segunda mitad del siglo XX.
Diplomático de carrera, DeLaurentis es actualmente el encargado de negocios en La Habana, máximo cargo estadounidense en la isla, lo que le ponía a la cabeza de todas las apuestas de nombres de posibles embajadores. "No hay ningún servidor público más adecuado para mejorar nuestra capacidad de comprometernos con pueblo cubano y promover los intereses de Estados Unidos en Cuba", aseguró el presidente en su anuncio.
El nombre de DeLaurentis pasa ahora a consideración del Senado, órgano que decide en última instancia la designación de altos cargos del país. La división que existe con respecto a la apertura con Cuba, liderada por los senadores de origen cubano Marco Rubio, Ted Cruz o Robert Menendez, pueden bloquear la nominación incluso más allá del mandato de Obama. No hay que irse muy atrás en el tiempo para ver un retraso de meses en el nombramiento oficial: Roberta Jacobson, la embajadora de EU en México, tuvo que esperar más de lo previsto para acceder a su cargo actual por la negativa de algunos senadores, que solo consintieron tras ver como el gobierno aceptaba algunas de sus peticiones.
Cuba, por su parte, lleva meses de adelanto. Hace más de un año, José Cabañas Rodríguez presentó a Obama sus cartas credenciales como embajador extraordinario y plenipotenciario de la isla en Washington.