Brasilia.— Diputados de los cuatro más importantes partidos de la oposición brasileña conformaron ayer un “movimiento” a favor de un juicio político con fines de destitución contra la presidenta Dilma Rousseff, que desde hace meses enfrenta una grave crisis política y económica.
“La finalidad de este movimiento es iniciar un amplio proceso de convencimiento en el Parlamento y la sociedad, sobre la necesidad de que se tomen medidas concretas contra este gobierno”, declaró el diputado Carlos Sampaio, al anunciar la decisión de ese grupo, en un acto en el que se desplegó una bandera de Brasil y se exhibieron réplicas en miniatura del muñeco inflable con la cara del ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva vestido de preso.
A la iniciativa se sumaron diputados de los partidos de la Social Democracia Brasileña (PSDB), Popular Socialista (PPS), Solidaridad (SD) y Demócratas (DEM), que esperan contar incluso con el apoyo de muchos parlamentarios de la base oficialista, también descontentos con la gestión de Rousseff.
El grupo fue bautizado como “Movimiento Pro-Impeachment”, por el nombre de la figura del derecho anglosajón que se usa en Brasil para definir la destitución de un jefe de Estado, y anunció desde ya su apoyo a una docena de pedidos de juicio político contra Rousseff que han sido presentados al Congreso por pequeños grupos sociales.
El grupo basa su pedido en las irregularidades detectadas por el Tribunal de Cuentas en la contabilidad del gobierno el año pasado, en las sospechas de que la campaña de reelección de Rousseff recibió recursos desviados de Petrobras y en la crisis de gobernabilidad que sacude al país.
Además de buscar apoyo parlamentario para un posible juicio contra Rousseff, el “Movimiento Pro-Impeachment” también se propone iniciar una recogida de firmas entre la sociedad, a fin de reforzar la “voz ya expresada en las calles”, declaró Sampaio.
La combinación de las crisis política y económica han derrumbado la popularidad de Rousseff, quien en los últimos sondeos aparece con mínimos históricos de entre 7 y 8%.
El miércoles, el gobierno recibió otro golpe, cuando la agencia Standard & Poors (S&P) rebajó la nota de riesgo de Brasil al nivel BB+, considerado como de “bono basura”, y con perspectiva negativa. EFE y DPA