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Estudio Millesime fue el punto de reunión para que la bodega española Ramón Bilbao, de la región de la Rioja, presentara por primera vez en México dos de sus etiquetas premium: Reserva 2011 y Gran Reserva 2010, vinos de alta gama con un gran potencial aromático y de guarda.
Para la ocasión, el enólogo de la bodega Rodolfo Bastida guió una cata maridaje donde destacaron los sabores de platillos tradicionales de Europa, como un arroz de pollo estofado —acompañado por el vino Reserva de la bodega—y un bourguignonde ternera, que se casó con el vino Gran Reserva, ofreciendo grandes resultados en cuanto a acidez y tanicidad. “La región de Logroño, al norte de la Rioja y donde se ubica la bodega,”explica Bastida sobre la historia de esta empresa, una de las más viejas de la zona: “es una pequeña comunidad de apenas 250 mil habitantes, que en su mayoría se dedica a la vid, al viñedo y a la elaboración de vino. En el año 1999 redefinimos nuestro estilo de vinos mirando hacia el pasado; ahí se encierra la sabiduría, y progresamos con conocimientos técnicos y detalles, pero la base viene desde atrás. Los vinos necesitaban un cambio, una adaptación a etiquetas más modernas, más afrutadas.”
Cabe destacar la afición que el público mexicano tiene hacia los vinos españoles, especialmente a los caldos provenientes de la Rioja y Ribera del Duero y, en este sentido, destaca el trabajo de esta bodega en el viñedo, porque buscan suelos en altitud para obtener caldos más elegantes y frescos; además, la frutalidad es otro de sus factores distintivos, “queremos que los vinos estén conducidos en todo momento por la fruta y, desde luego, están terminados en madera para aportar longevidad y capacidad de vida, pero la fruta es el gran conductor,”afirma el enólogo durante esta experiencia. Las dos etiquetas que llegan a México, añadió, son vinos que necesitan una estancia más larga en barrica con mezclas bien cuidadas. Por ejemplo, para el Reserva utilizan Tempranillo y 10 por ciento de Graciano y Mazuelo con dos meses en barrica, mientras que el Gran Reserva “tiene dos años en barrica y tres años más en botella antes de salir al mercado, que son los mínimos que se establecen por el Consejo Regulador; no obstante, nuestros vinos de esta categoría necesitan una estancia más alargada. Creo que son una auténtica cápsula del tiempo, pues recuerdan el paisaje y lo que sucedió durante su cosecha.”