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El obispo de San Cristóbal de las Casas, Felipe Arizmendi Esquivel, pidió a los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) que desde el 15 de mayo iniciaron un paro de labores para exigir la abrogación de la reforma educativa, que “sin ceder en su lucha, inicien el nuevo ciclo escolar, el próximo 22 de agosto, ya que “si no respetan el derecho de los niños” y de sus padres perderán el apoyo moral y económico que varios de ellos les han otorgado” hasta la fecha”.
El líder católico expuso que “con la inteligencia que les caracteriza”, los docentes pueden encontrar formas de cómo combinar su servicio escolar y la lucha por sus derechos; iniciar clases no es una derrota de su movimiento, sino una muestra de madurez y de responsabilidad con los niños y con los padres de familia, enfatizó.
En un comunicado advirtió que los docentes “no pueden echarse de enemigos a los primeros que deben tener en cuenta: los niños y los padres de familia”, y sugirió a éstos que abran espacios de diálogo respetuoso y atento, no violento, con los maestros de las escuelas de sus hijos, “para pedirles que regresen a clases”.
El obispo Arizmendi Esquivel aseveró que “éste es un derecho y una obligación que les asiste, en bien de sus hijos”, aunque si los padres de familia de una escuela están de acuerdo en que sus maestros no inicien el curso, sus razones tendrán, precisó.
Aclaró, que si por el contrario, los padres de familia exigen que sus maestros inicien el curso, éstos deben respetar tal decisión, porque nadie, subrayó, fuera de los padres de familia, puede cerrar escuelas por la fuerza.
No se deben poner candados a las escuelas sin consentimiento de los padres de familia, agregó; cerrarlas a la fuerza es un abuso, una injusticia, prepotencia, un acto violento, “es lesionar el derecho prioritario que tienen los padres de familia a decidir sobre la educación de sus hijos”, manifestó el obispo de la diócesis de San Cristóbal de las Casas.
En este contexto, Felipe Arizmendi dijo que de varias maneras, los obispos de Chiapas y diócesis han apoyado la lucha para que se revise la reforma educativa”. Además han enviado “ su palabra” al presidente Enrique Peña Nieto y a otros funcionarios federales y estatales “para insistir en que haya apertura al diálogo, se analicen las inconformidades y no se use la fuerza pública para desalojar a los inconformes”.
Lo mismo han pedido a los líderes de los partidos políticos en las Cámaras de Senadores y Diputados, y dialogado con algunos de los principales líderes del movimiento magisterial en Chiapas.
Añadió que él mismo procura una interlocución más directa con el coordinador de los legisladores del PRI en la Cámara de Diputados y Presidente de la Junta de Coordinación Política y Puntos Constitucionales, para insistir en que los diputados federales y los senadores abran más espacios de diálogo con los maestros de la CNTE.
El religioso dijo que comprende las resistencias para abrogar, por ahora, la reforma educativa, pero debe haber apertura para modificar los artículos de dicha ley que los maestros afirman lesionan sus derechos laborales.
cfe