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El año pasado, América Latina y el Caribe registraron un nuevo máximo en la captación de remesas, señala un informe del Fondo Multilateral de Inversiones (Fomin) del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y del Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos (Cemla).

El reporte destaca que el récord del ingreso por remesas regionales que se alcanzó en 2016 tuvo un efecto muy positivo en los millones de hogares receptores y en sus niveles de vida.

Pero si bien el factor de la depreciación del tipo de cambio mejoró las remesas en moneda local de los países, el impacto de la inflación se comió parte de esa ganancia.

Las remesas en Latinoamérica sumaron 70 mil 369 millones de dólares, un aumento acumulado consecutivamente durante siete años. México representó 38.3% del total recibido por la región.

Para toda Latinoamérica se obtuvo una variación positiva de 7.2% con respecto a 2015, es decir, la tasa más alta registrada en los últimos 10 años medido en dólares, que sube a 18.2% en moneda local; sin embargo, con el ajuste de la inflación, este aumento se reduce a 14.1%.

Inflación y tipo de cambio. De acuerdo con el Fomin y Cemla, los datos del tipo de cambio en la región indican que de forma agregada las monedas latinoamericanas y caribeñas se habrían depreciado 10.8%, lo que combinado con el crecimiento observado en las remesas, permitió que los receptores vieran crecer los montos que recibieron en moneda local hasta en 18.2% más de lo que recibieron el año anterior.

En tanto, la inflación en las economías receptoras restó poder de compra a las familias beneficiarias con el dinero que recibieron.

La inflación agregada en toda la región durante 2016 fue de 4.1%. Si al efecto de la inflación se le agrega el de la depreciación, se observa un incremento del poder de compra de los receptores de remesas de 14.1% mayor al que tenían el año anterior.

México registró el mayor crecimiento del poder de compra de las familias receptoras de remesas.

El país captó un total de 26 mil 970 millones de dólares, un aumento de 8.8% en dólares y de 28.2% en pesos, pero ajustado a la inflación fue un incremento de 24.7%.

De acuerdo con el reporte, el incremento de las remesas fue generalizado en las distintas subregiones; esto fue producto de los aumentos en los niveles de empleo, de remuneraciones medias y, en consecuencia, de la masa salarial de los trabajadores emigrantes de la región en los principales países de destino.

Expectativas. Hacia adelante, según el fondo del BID y el Cemla, las remesas podrían mostrar una ligera desaceleración a pesar de que seguirán en un nivel alto.

Razonaron que dado que el aumento fue impulsado por las remesas que mandaron principalmente los centroamericanos y mexicanos desde Estados Unidos, es probable que para 2017 no se vea el mismo vigor.

Quizá en 2016 mandaron sus ahorros ante la incertidumbre por la nueva administración en EU y la política migratoria, así como la probabilidad de que se gravaran las remesas.

Para 2017 se estima que las remesas se desacelerarán a un monto de entre 73 mil 600 millones de dólares y 74 mil 300 millones de dólares, un incremento anual en el rango de 4.5% y 5.5%, que representaría una moderación con respecto al ritmo de crecimiento observado en 2016.

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