Esa imagen ya es un clásico instantáneo en la historia del olimpismo mexicano. Mientras la pareja japonesa fallaba, Gabriela Agúndez y Alejandra Orozco saltaban y se fundían en el más dulce de los abrazos. Ambas sabían que acababan de asegurar la segunda medalla de bronce para México en los XXXII Juegos Olímpicos .
Risueña, Orozco acepta que quizá fue un poco precipitado de su parte, aunque reconoce que fue la reacción normal tras sentir tan cerca la presea olímpica.
"Nos adelantamos un poquito
(en el festejo, tras el clavado de Japón ), pero faltaba Alemania y después pensamos que hay que esperar hasta que salga el último y entonces sí celebrar" , comparte la también medallista de plata en Londres 2012 . "Cuando tira Alemania, sabíamos que estábamos en tercero, así es que empezamos a soltar la adrenalina que traíamos y ya luego se dio la medalla". La cual valoran mucho, ya que recuerdan todo el largo proceso que han vivido, además de que es el fruto de varios años de trabajo juntas.
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"Nos sentimos felices, satisfechas, muy contentas"
, aseguró Gaby . "Hemos sido la pareja oficial de México desde hace tiempo, y todo esto se debe al trabajo con Ale, con nuestros entrenadores y con nuestras familias".
En una competencia tan peculiar, resultó clave la constancia, ya que las mexicanas no tuvieron salto alguno en el que se equivocaran, a diferencia de las duplas de Canadá , Japón y hasta Alemania .
"La clave fue que nos mantuvimos tranquilas, saber que si tirábamos bien el clavado debíamos ir al que sigue y pensábamos así",
afirma Agúndez .
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"Pensamos en lo que hicimos",
complementa Orozco . "Lo traíamos en la mente desde siempre, hemos picado mucha piedra durante años y ahora está la recompensa".