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Simone Biles
debía dejar una huella en la historia con una cosecha impresionante de títulos en los Juegos Olímpicos de Tokio , pero la superestrella de la gimnasia fue protagonista por otro motivo: su cabeza entraba en conflicto con sus piernas y la cuestión de la salud mental fue la invitada inesperada a la cita olímpica.
"Poner el asunto de la salud mental encima de la mesa significa mucho para mí porque la gente debe comprender que somos seres humanos", afirmó la estadounidense en la noche en la que realizó su reaparición para obtener un bronce en la barra de equilibrio, tras una plata con el equipo de su país en el concurso general y renunciar a participar en cuatro finales por sus problemas de confianza y de referencias en el aire.
El asunto adquirió un gran impacto mediático, en plenos Juegos y con una estrella afectada directamente, pero no es la primera deportista que atraviesa por un momento psicológico duro en plena cita olímpica.
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Hace más de dos décadas, la francesa Marie-José Pérec, que era la vigente campeona de 200 y 400 años, había renunciado por ejemplo en los Juegos de Sídney-2000, incapaz de soportar la presión.
La salud mental es cada vez menos tabú y los deportistas comienzan a hablar con más frecuencia sobre su sufrimiento o los problemas que atraviesan.
"Creo que es un gesto valiente hablar en un momento dado sobre un sufrimiento. Lo vimos con Naomi Osaka hace un tiempo", explicó a la AFP Anaëlle Malberbe, psicólogo en el Instituto Nacional del Deporte francés (INSEP), que asiste a distancia a varios deportistas de la delegación olímpica francesa.
El día que Simone Biles decidió parar en mitad de una final se pensó en un primer momento en un posible problema físico, pero ella mismo explicó que su salud mental tenía impacto en su rendimiento.
La pérdida de confianza, la falta de referencias en el aire, el estrés... Todo constituía un peligro para ella en mitad de las acrobacias.
Más incluso que sobre la salud mental, el caso de Simone Biles plasma la relación entre la cabeza y su efecto sobre el cuerpo.
"Algunos pensaban que Naomi Osaka estaba loca o tenía un comportamiento de diva. Finalmente ver a otra gran campeona como Simone Biles tener la misma actitud, abandonar por razones similares, da para reflexionar. Espero que la gente comprenda mejor lo complejo que es", estima la jugadora francesa de balonmano Allison Pineau.
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Una reflexión que comparte el nadador británico Adam Peaty (26 años y doble campeón olímpico), que anunció tomarse una pausa por fatiga mental.
"No es un trabajo normal", sentenció. "Se ve en todos los deportes. Se ve con Simone Biles. Lo habéis visto con Ben Stokes (campeón inglés de cricket que acaba de anunciar una pausa para preservar su salud mental). La salud mental importa y se trata de tener un buen equilibrio en ese punto", comentó el nadador.
"La presión sobre las élites, sobre los deportistas de muy alto nivel, es muy fuerte", apunta Anaëlle Malhberbe. "Un deportista que dura en el tiempo y con rendimiento es también un deportista que se siente bien en los diferentes aspectos de su vida", explica.
Simone Biles se fue de Tokio-2020 con una plata y un bronce, elevando a siete su balance personal de medallas olímpicas, sumando las de Rio-2016, pero ante todo triunfó a la hora de trasladar un mensaje: "Mi salud física y mental cuenta más que todos los medallas que podré ganar nunca".