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Los toros de Xajay fueron protagonistas en la cuarta corrida de la Temporada Grande en La México , ya que su juego, tan desigual como su casta, exigió a los matadores que tuvieron distinta suerte.
El Payo
volvió a terminar en la enfermería de La México por segunda vez consecutiva y no pudo torear su segundo astado de la tarde, tras sufrir un fuerte golpe en su primero que no reviste gravedad.
Sergio Flores
cortó una oreja y Diego Urdiales hizo una buena faena a su primero. Se registró un cuarto de entrada.
El ganado estuvo en general bien presentado pero fue de muy distinto comportamiento en la plaza.
El muy parado primero tuvo delante a Diego Urdiales que le toreó con pases sueltos, con mucha colocación le robó embestidas hasta meterlo en la muleta.
De este laborioso trasteo llegó una tanda ligada de dos pases y uno de pecho de mucho temple. Por el pitón izquierdo el toro tenía aún menos recorrido. Urdiales fue eficaz con el estoque y el público agradeció su seria faena con aplausos que le llevaron a saludar desde el tercio.
Su segundo toro empezó muy bien al capote pero tras una fuerte vara pareció venirse abajo y no rindió con la muleta.
Al embestir iba con la cara a media altura sin humillar ni acabar de pasar y Urdiales optó por someterlo con la mano izquierda donde muy cruzado logró ligar una tanda.
Luego pinchó con los aceros sin lograr más que en algún pase la aprobación del público.
Con el que tocaba en suerte a El Payo, Diego Urdiales no acabó de cuajar su toreo a pesar de la casta que mostró el animal desde su salida.
El torero español inició muy bien la faena con el capote templando la salida del burel.
Al caballo, el de Xajay , empujó con codicia y se pudo ver una buena vara dada por el picador Alfredo Ruiz . Luego en la muleta no acabó de romper, Urdiales no encontró el ritmo de una embestida que hacía hilo con el torero.
Sergió Flores
tuvo enfrente a los dos animales con la acometida más definida de la tarde. Su primero desde que acudió al capote mostró su clase por el pitón derecho.
Por él, Flores, repitió una y otra vez la misma tanda de muleta sin acabar de aprovechar la clase del toro. Solo en una de las tandas sí llevó con mando al de Xajay que se fue al desolladero con muchos pases por dar.
Con el que cerraba plaza el torero de Tlaxcala toreó siempre sin ligazón, ni sitio, desluciendo la casta y el recorrido del toro.
Logró impactar a los tendidos con ayudados y pases por la espalda, además de algunos sueltos a la carrera finalizados con pases de pecho.
Una buena estocada tras pinchazo fue suficiente para que plaza y juez considerasen justo que el torero mexicano sumase una oreja a su estadística.
El Payo
volvía tras su percance hace tres semanas que le llevó a la enfermería, y allí fue de nuevo.
En su primero que había brindado al médico de la plaza, toreando con la mano derecha, dejó muy atrasada la muleta y el toro llegó al cuerpo del torero dejándolo maltrecho. Con dificultad volvió a la plaza y mató al toro.
Después regresó a la enfermería y allí quedó hasta el final de la corrida.
Destacó, de nuevo, el subalterno Gustavo Campos que dejó un gran par de banderillas al sexto de la tarde y se quitó la montera para saludar a los tendidos acompañado por el también banderillero Fernando García hijo.