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Rafael Nadal
confirmó que no hay (ni hubo) mejor jugador sobre arcilla que él. Lo hizo en el torneo más importante sobre esta superficie, Roland Garros , en el que ganó con maestría su duodécimo título, luego de derrotar en cuatro sets al austriaco Dominic Thiem , quien por momentos lo puso en aprietos.
La victoria de Nadal (6-3, 5-7, 6-1, 6-1) lo reafirmó como el tenista más ganador en la historia del certamen e incrementó su ventaja respecto al segundo lugar, el mito sueco Bjon Borg , quien tiene la mitad de diplomas que el español (6).
El mallorquín tomó rápido el control de juego, gracias a su intensidad y a pelear todas las pelotas. La estrategia, bien conocida por los tenistas del circuito de la ATP , no la pudo solventar su rival, quien vio como le rompió su saque en un par de ocasiones que terminarían por ser definitivas para el desenlace del primer set.
El español se quedó con el primer rollo, pero Thiem , quien el año pasado perdió la final con él, no le dejaría el camino fácil. El austriaco jugó mejor el segundo set. Le jugó al tú por tú y confirmó el porqué repitió como finalista en la Phillip Chartier .
Forzó que se fuera a break point y ahí, el austriaco, con ayuda de su saque potente y su buena condición física, emparejó el encuentro. Thiem demostró el porqué es el cuarto mejor jugador del mundo.
Pero lo anterior provocó a Nadal a sacar su mejor tenis, que casi siempre brilla sobre polvo de ladrillo. Fue una avalancha que no le dio oportunidad de ganar al austriaco el tercer set, el cual el español terminó ganando con claridad y en el que rompió en tres ocasiones el saque de su oponente.
Para el cuarto rollo Thiem trató de regresar. Corrió, sudó, sufrió y puso en aprietos al español, pero nada de eso fue suficiente para evitar su derrota y que la leyenda de Nadal ganara su título 18 de Grand Slam y se reafirmara como el segundo tenista más ganador de la historia, sólo por debajo de su antagonista Roger Federer , quien lidera el listado con 20 triunfos en ese tipo de torneos.