Para la Copa del Mundo de Francia 1998 , Manuel Lapuente concentró a la en un campo de golf. El entrenador nacional, apasionado por este deporte, invitó a todos sus pupilos a jugarlo, incluido Isaac Terrazas, en ese entonces del América.

Al principio, el defensa no se sintió cómodo, pero la curiosidad lo llevó a practicarlo cuando regresó a la Ciudad de México, aunque no con tanta regularidad. Fue hasta que firmó con el Veracruz, en 2002, cuando se involucró de lleno y se lo enseñó a su primogénito, Aarón.

Aarón debuta hoy en el PGA Tour , en la primera ronda del Mayakoba Classic.

“No tengo el gusto de conocer a Lapuente, pero, cuando lo haga, le agradeceré porque gracias a él, juego golf”, comentó el joven tricolor, quien a pesar de ser un talentoso mediocampista, prefirió los bastones.

“Son cosas que no puedo explicar… hasta me dan ganas de llorar”, respondió Manolo, al enterarse del impacto indirecto que tuvo sobre la vida del hijo de uno de sus pupilos. “Es una gratísima sorpresa”.

Terrazas hijo creció con dos amores: el futbol y el golf. Su padre fue seleccionado nacional y heredó las aptitudes para seguir sus pasos; sin embargo, los largos campos y la pequeña esférica le llamaron más la atención.

“Estoy muy emocionado. Será algo especial presentarme en mi país; no puede existir un mejor escenario”, comentó Aarón, quien recibió la invitación para jugar por ser el mejor mexicano en el Latin American Amateur Championship 2020.

“Es muy gratificante y será una semana muy linda; un placer ver que se le cumpla su sueño, porque de niño siempre me prometió que iba a jugar aquí y aquí está”, añadió Isaac.

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Los Terrazas fueron socios del club Villa Rica de Veracruz, donde Aarón desarrolló su talento, que balanceó con el futbol.

“Formaba parte de un equipo que se llamaba los Halcones y fui seleccionado a las filiales de los Tiburones Rojos ”, relató el hoy golfista profesional. “Crecí jugando los dos deportes, incluso veía más futbol que golf, pero cuando me llegó una beca para estudiar en Estados Unidos, fue un momento clave en mi vida, en el cual decidí dejar el futbol. Mi papá me ayudó a decidir”.

La disciplina deportiva que le impuso Isaac fue clave para lograr este salto. Ambos reconocieron que todavía falta mucho por crecer para mantenerse en esta profesión.

“Práctica y repetición es el camino para llegar a la perfección”, es la mentalidad Terrazas.

“Es una carrera muy difícil, desde la rutina hasta la competencia. Es una profesión bonita, poco valorada pero bien remunerada si llegas al máximo nivel”, aseguró el padre.

Apasionado del América, incluso más que su papá, Aarón ha mantenido cábalas, como las que identifican a los futbolistas, por crecer en ese ambiente. Detalles pequeños, como jugar con el cuello de la camiseta levantado o bordar el escudo del club azulcrema en su libreta.

La conexión entre este par de deportes viene desde hace 22 años, cuando su papá se concentró en Francia, bajo las órdenes de Lapuente, en 1998.

“Fue una muy bonita experiencia, en un campo donde estuvimos durante el Mundial. Manolo era muy picado con el golf; nos dio un bastón para que le pegáramos y yo le volé la cabeza al driver. Al año, empecé a jugar más e invité a Aarón, quien era la mascota de los clubes en los que jugaba”, recordó Isaac.

“Era opcional acompañarme”, se defendió en broma un emocionado Manuel Lapuente. “Pero sí me acuerdo que Terrazas se interesó mucho. Después me enteré que su hijo jugaba golf, aunque me sorprendió la noticia de su debut en el PGA Tour ”.

A pesar de que perdió el contacto con el exdefensa del América, el exitoso entrenador no controló el sentimiento: “Siempre quise y respeté a mis jugadores… estas noticias, de verdad, alegran muchísimo a uno”.

Aarón ha tenido un complicado 2020, su primer año como profesional, pero esta oportunidad de jugar en el Mayakoba Classic, puede ser el comienzo para amarrar pronto su tarjeta dentro del PGA Tour.