Más Información
Delegación mexicana va a la COP29 en Azerbaiyán; promoverá “política ecológica y ambiental humanista” de Sheinbaum
Piden a Sheinbaum estrategia contra promesas de campaña de Trump; “lo va a cumplir”, advierten académicos de la UNAM
MC pide a “quienes tienen decencia” que voten contra Rosario Piedra en la CNDH; hay muchos “queda bien”: Castañeda
Eran las 7:19 horas del 19 de septiembre de 1985. La Ciudad de México fue atacada por la naturaleza, un sismo de 8.1 grados acabó con la vida de miles de personas y cambió con los sueños de miles de familias.
En la Unidad Tlatelolco muchos edificios cayeron, muchos sueños se rompieron, entre ellos los de la familia Alcalá Izguerra, la familia de María José Alcalá, hoy presidenta del Comité Olímpico Mexicano y presidenta de la Comisión del Deporte de la Cámara de Diputados.
Mari Jose
es una mujer que ha venido desde abajo, que se reconstruyó a sí misma, como se reconstruyó la Ciudad de México, y como intenta reconstruir al deporte mexicano.
Fue cuatro veces olímpica, y aunque le faltó la presea en los Juegos a los que acudió, la imagen queda, el esfuerzo permanece, el ejemplo flota.
Daniel Aceves
, medallista olímpico en Los Ángeles 1984 y ahora miembro del Comité Olímpico Mexicano, ha visto muy de cerca la carrera de la exclavadista, a la que define como una mujer “guerrera, empoderada, pero que antes que nada hace equipo, que le gusta trabajar en conjunto para crear, para transformar su futuro y la de la sociedad mexicana. Ha sido una mujer de retos, acaba de morir su señor padre y así se ha levantado, trabaja de sol a sol, pero junto a un equipo de trabajo que ha logrado realizar y encauzar, ese es su gran logro”.
Todo por un clavado
Por los rumbos de San Juan de Aragón se levanta la Clínica 25 del Instituto Mexicano del Seguro Social, una unidad médica y deportiva que tiene una alberca olímpica. Ahí se formaron varios clavadistas, como el medallista olímpico Carlos Girón (QEPD), y ahí comenzó la pasión de Alcalá con el agua.
Desde los ocho años de edad, esa niña “aventada” sorprendía a todo el mundo con su valentía y su calidad, porque se lanzaba de las plataformas más altas sin miedo; ese arrojo la hizo llegar al Comité Olímpico Mexicano , donde se ganó el respeto de todos y se ganó una beca de 350 pesos mensuales, además del derecho de ir no sólo a uno, sino a cuatro Juegos Olímpicos.
“Muchos dirán que Mari Jose no ganó una medalla olímpica”, recalca Daniel Aceves , “pero hay que ir más allá de eso. La constancia, la necedad de demostrar que era el mejor la hizo cuatro veces ir a este magno evento —Seúl 1988, Barcelona 1992, Atlanta 1996 y Sidney 2000—, y lo hizo por méritos propios, nadie se lo regaló”.
Quizá muchos se irán por la actuación en los Olímpicos. Mari Jose terminó en lugar nueve, seis, 13 y 30, respectivamente, en sus participaciones en JJOO. Pero también representó a México en Juegos Centroamericanos Panamericanos —en los que fue multimedallista—, y en Campeonatos Mundiales, además de que ganó el Premio Nacional del Deporte en sus últimos Juegos.
"Quizá se les olvide que ganó medallas en Juegos Centroamericanos, Panamericanos y campeonatos del mundo, fue Premio Nacional de Deportes en 1994. En este andar por las fosas de clavados ganó mucha experiencia, no sólo en la cuestión deportiva, sino que se dio cuenta de lo que le pasaba a sus compañeros, a los demás atletas y comenzó a prepararse para ayudar a un mejor futuro.
LEE TAMBIÉN: Futbolista de Senegal anota su primer gol en la Segunda División de México