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Aunque de niño queria ser torero, la vida le tenía reservado un lugar entre los mejores luchadores de México y el mundo a Mil Máscaras, reconocimiento que le hicieron la noche del viernes en la Arena México.Con elegante vestimenta negra y una máscara tradicional blanca con negra, el legendario gladiador se dio cita en el inmueble capitalino, donde se realizó el “Homenaje a dos leyendas”, Salvador Lutteroth y a “Mr. Personalidad”.
“Yo quería ser torero. Mi abuelo me llevaba, me emocionaba mucho y decía: ‘ese muchacho hará aullar a las multitudes’, yo quería ser torero, pero llegué a la lucha libre, miles nos aplauden y es extraordinario que nos den apoyo para hacer un buen trabajo”, dijo.
En rueda de prensa, previo al inicio de la velada, el emblemático gladiador se mostró agradecido con el homenaje, feliz de reunirse con la afición capitalina, “me siento de maravilla, es extraordinario estar aquí”.
Cuestionado del legado que deja al mundo de la lucha libre, aseveró que la dedicación a esta actividad, pues para lograr el éxito hay que estar dispuestos a todo, “trabajar y estudiar más que los demás. Puedes lograr todo siempre y cuando estés dispuesto a pagar el precio”.
Recordó brillantes momentos en su carrera y en “La Catedral”, como haber desenmascarado al Halcón, “es extraordinario estar en esta arena”, reiteró el gladiador que es un ídolo en Japón y Estados Unidos, país donde abrió las puertas a los mexicanos.
Sofía Alonso, en representación de la familia que dirige el CMLL, entregó un reconocimiento en el centro del ring a Mil Máscaras, quien fue ovacionado por miles de asistentes que acudieron al inmueble.
El legendario luchador se dijo agradecido con la Empresa Mexicana de Lucha Libre, ahora CMLL, por la oportunidad recibida tras su debut en Guadalajara en 1964 y un año después en la Arena México, siempre “con grandes luchadores a los que uno siempre les aprende algo”.
Como una anécdota recordó que el día de su debut más de 100 mujeres cantaban “la cosecha de luchadores, nunca se acaba”, la cual, dejó en claro “Mr. Personalidad”, sigue sin acabarse, “y que extraordinario que esta profesión nunca se acabe”.