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ariel.velazquez@eluniversal.com.mx
A partir de este sábado, el paisaje de la Ciudad de México adoptará un nuevo ícono que, gracias a su belleza, se unirá a emblemas que sólo con su silueta son reconocidos, como el Palacio de Bellas Artes, el Castillo de Chapultepec o el Ángel de la Independencia.
El estadio Alfredo Harp Helú se convertirá en el templo del beisbol de la capital del país, cuando los Diablos Rojos del México y Padres de San Diego corten el listón, o mejor dicho, realicen el primer lanzamiento. La personalidad del recinto se la dará un monumental techo en forma de trinche que cobija la estructura de diseño prehispánico con seis basamentos y que semeja a las pirámides.
El trayecto desde los terrenos de la Magdalena Mixhuca hacia el estadio alude a la procesión que se hacía para escalar un antiguo templo mesoamericano.
El estadio de Diablos es más que un recinto deportivo, es el estadio de México, y tendrá capacidad para poco más de 20 mil personas.