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Luego de 50 años, Bob Beamon regresó a la Villa Olímpica, inmueble que alojó a los cinco mil 516 deportistas que participaron en los Juegos Olímpicos de México 1968.

Beamon recordó como fue que pasó la noche previa al 18 de octubre, cuando realizó el apodado Salto del siglo, de 8.90 metros, con el que ganó la medalla de oro y mejoró el récord por 55 centímetros, que hasta la fecha, continúa como marca olímpica de la disciplina.

El ex atleta se reunió con amigos de la delegación norteamericana para charlar y quienes lo hicieron sentir muy querido; aseguró que sin ellos “no hubiera tenido tanto éxito ese día”.

Al volver a la Villa entre festejos y aplausos, presumió su medalla de oro a sus compañeros de cuarto.

Pese a eso, Robert señaló que no pudo festejar como hubiera querido, ya que al día siguiente tuvo que regresar a la Universidad en El Paso, en donde estudiaba la carerra de oratoria.

Cincuenta años después, Beamon regresó al complejo habitacional, en el que la pista de atletismo ahora lleva su nombre.

“Esta pista fue maravillosa para mí. Fue muy bueno ser parte del movimiento olímpico y de entrenar aquí, era un espacio muy bueno”, aseguró.

Ahora con 72 años de edad, añadió que en sus ratos libres, cuando se encontraba fuera de competencia, pasaba mucho su tiempo en ese lugar entrenando para distraerse de lo que estaba pasando en los Juegos.

“Estaba ahí gran parte de mi día; después me iba a comer, descansar, relajarme y estar listo”, dijo.

Para finalizar, Beamon aseguró que estar en México lo hacía sentir como la canción de James Brown, I feel good.

“Regresar a México me hace sentir en familia, tuve suerte de tener una villa muy cómoda”, señaló Beamon, quien agregó que una de las cosas más importantes en su estancia fue la hospitalidad que le dieron.

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