Más Información
Delegación mexicana va a la COP29 en Azerbaiyán; promoverá “política ecológica y ambiental humanista” de Sheinbaum
Piden a Sheinbaum estrategia contra promesas de campaña de Trump; “lo va a cumplir”, advierten académicos de la UNAM
MC pide a “quienes tienen decencia” que voten contra Rosario Piedra en la CNDH; hay muchos “queda bien”: Castañeda
Yaotzaneth Díaz
es de sonrisa fácil, amable. Incluso cuando recuerda como fue ese día, el que definitivamente le cambiaría la vida.
Pero primero da un sorbo a su café.
" Regresaba a mi casa e iba sobre la banqueta cerca de (la Avenida) Insurgentes y de repente vino el camión. Me atropelló ", recuerda a EL UNIVERSAL Deportes. "Hay paisajes que no recuerdo del todo, pero puedo enumerar las lesiones que tuve".
Sufrió fractura de cráneo con coágulos, fractura de pelvis y costillas
, pérdida de tejido y lesiones en la mano y pierna izquierdas. Pasaron varios días en el hospital. Revisiones, cirugías, tomó varios medicamentos para recuperarse.
Díaz pudo recuperarse de algunas lesiones, pero hubo en la que le seguia dando molestias y dolores que por momentos eran insoportables : la de la pierna izquierda. Después de rehabilitaciones y más medicamentos decidió una medida radical.
"Pedí que me la amputaran, pese a que hubo algunas personas que trataban de persuadirme. Pero una vez que pasó la cirugía, sentí un alivio muy grande, ya no tenía ese dolor insoportable.
Díaz necesitó, entonces, una prótesis. La encontró con las clínicas rehabilitación Ottobock, que pudieron poporcionársela. Poco tiempo después empezó a practicar basquetbol en silla de ruedas . Ahí empezó a relacionarse hasta que pudo encontrar un equipo en el cual practicar la disciplina en partidos formales.
Luego, las circunstancias la llevaron a convertirse en jugadora de la Selección Femenil de Silla de ruedas , que participó y terminó quinta en los Juegos Parapanamericanos de Lima y que ahora buscará su pase a los Paralímpicos de Tokio 2020.
A Díaz se le pregunta si, pese a todo lo que vivió, si es feliz.
"Lo soy. Valoró más la vida, a tal grado que, si veo un árbol y me dan ganas de subirme en él, lo hago. Son esas cosas que disfruto de la vida, que ahora puedo hacer y que en algún momento ya no podía hacerlo", responde, al tiempo que se le sale otra sonrisa y da el último sorbo a su café.