dedicaba la mayoría de sus horas, al terminar la universidad, a darle seguimiento mediante notas a decenas de atletas de la ciudad de Querétaro , deportistas que tenían como máxima ilusión llegar a los Juegos Olímpicos. “Estudié la carrera de Comunicación y Periodismo en la Autónoma de Querétaro, cuando salí de la universidad primero trabajé en una agencia de marketing, pero no era lo mío y así llegué al Instituto de Deporte en Querétaro, donde le daba seguimiento a los deportistas que tenían participación al nivel nacional e incluso internacional”.
Daniela, quien comparte una gran pasión por el futbol desde muy chica, en especial por el club Guadalajara , también le dio seguimiento en esos años a la Liga MX Femenil para múltiples medios digitales. “Siempre estuve involucrada en el mundo deportivo, pero desde otra trinchera”.
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Serían la vida y el apoyo de su círculo más cercano, los que la animarían —tras dos años de competir en varias carreras de manera recreativa— a dejar su estabilidad económica por la meta de aspirar a trascender en el deporte de alto rendimiento. “Hacía esto de correr por diversión y después de dos años ya había llegado a un buen nivel, entonces mi novio Gustavo Pimentel me motivó a dedicarme al 100 por ciento al alto rendimiento; dejé mi trabajo, mi estabilidad, todo, por convertirme en una de las mejores atletas del país”.
Una decisión que le traería resultados muy pronto con una clasificación a los Olímpicos , algo que de no ser por la postergación de los Juegos hubiera sido imposible. “Si se hubieran realizado en 2020 estaba descartada, porque soy nueva en el alto rendimiento. Decidí que fuera en el maratón, porque en pista se requería más experiencia, fue así como en Italia fue donde debuté y obtuve la marca mínima para ir a los Juegos Olímpicos”.