Está de pie. Corre un poco, hasta se avienta a nadar. Al futbol no podrá volver a jugar, a lo que más aspira es a “echarme una cascarita con los cuates”. Y lo legal, eso está en manos de los abogados, que han llevado el caso al Tribunal de Arbitraje Deportivo .
Ese es el presente de José Antonio García , aquel férreo defensa que tuvo una lesión en la ingle, una lesión que acusa, fue mal atendida por los Pumas , en ese entonces administrados por Rodrigo Ares de Parga, hoy flamante presidente deportivo del Querétaro. De la ingle, las molestias pasaron a la cadera, en Pumas no lo atendían como se debía y en el 2017 otro doctor diagnosticó mal tratamiento.
De correr de jugar, de caminar, pasó a andar en silla de ruedas en el 2020. El cuadro universitario se hizo de la vista gorda, García tuvo que hacer público el caso ante la indiferencia del futbol mexicano en general, ese futbol que llama a la unión para muchos temas, menos para proteger a su materia primera el jugador.
Dos años después, José Antonio García camina, “y troto en la alberca”. Ya no juega pero sigue pegado al futbol, ahora es promotor, “no de los malos”, asegura, pero el caso contra Pumas está vivo.
Más vivo que nunca. “Ya llevo unos diez meses caminando de forma normal y recuperando la fuerza, la condición, todo lo que me limitó la lesión y el tema de Pumas, pues sigue en el TAS, son procesos largos”.
¿Qué pide José Antonio García ? Sólo lo necesario. “Es un tema que va con los gastos, lo que gasté en el tratamiento, además de que no pude seguir jugando, eso tiene una penalización, pero al final son temas que los abogados”.
Ya va para año y medio esto… “Desconozco cuanto tarde. Sé que es tardado, pero estoy tranquilo”. El triunfo de José Antonio García es otro y no es el económico: “El estar caminado es estar en la gloria, después de estar tanto tiempo de estar limitado. La salud es lo primordial, lo demás lo dejo en los que saben y si se da, encantado y si no, yo seguiré con mi vida”.
¿Y jugar? ¿Jugar profesionalmente? Eso ya no está en sus planes. “Yo no puedo jugar… Espero jugar una cascarita con mis amigos, no llevo prisa. El estar caminando es estar agradecido con la vida. Nado, trato un poco en la alberca, estoy feliz con el avance”.
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Fueron meses, años de mucho sufrir y pensar lo peor. Pero el tiempo cura las heridas, las físicas, las del alma, las de la mente: “No podía caminar por el tratamiento. Esto ha sido de mucha paciencia, de no desesperarse, pero poco a poco vas a garrando confianza, te vas soltando. El futbol difícilmente volverá, por lo menos de manera profesional”.
Y si no se vive del futbol, se vivirá para el futbol. “Llevo dos años, desde la pandemia, trabajando con Mario Ordiales (agente de jugadores), él lleva muchos años en el futbol, me manejó como nueve años y me invitó a trabajar con él. Yo feliz, encantado de seguir en el medio, conociendo todo”.
Será promotor, pero asegura, no de los malos. “En México está muy satanizada esa parte del agente de jugador, pero jugué, me tocó estar del otro lado, sé qué es lo que necesitan los jugadores. Soy una persona que tiene ciertos valores, y estoy en contra de muchos tabúes que hay con los representantes”.
¿Y Pumas ? ¿Ha habido contacto con la nueva directiva? Ya no está Rodrigo Ares de Parga y toda su comitiva… “A la nueva dirigencia no la conozco. Tengo relación con la parte deportiva, muchos son compañeros míos. He ido bastante a La Cantera, pero con la directiva, presidente y demás, nada, no tengo el gusto, y no ha habido acercamientos, pero reitero, eso me tiene tranquilo. Es un tema de abogados. La ganancia es que estoy caminando”.