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Los pasillos, corredores y la mayoría de los gimnasios del Centro Deportivo Olímpico Mexicano (CDOM), uno de los inmuebles con más popularidad en la que se preparan atletas nacionales con aspiraciones olímpicas, lucieron desérticos en su mayoría.
Personal de cocina, limpieza o algunos atletas apurados aparecían de vez en cuando en las instalaciones. Todos ellos tenían una característica: eran varones. Así fue la mañana del CDOM durante el inédito Paro Nacional de Mujeres.
Pero no todas las atletas pararon. En el Gimnasio Soraya Jiménez, de levantamiento de pesas, ninguna de las seis atletas concentradas faltó a su entrenamiento matutino.
"Tengo un compromiso con México y un sueño de ir a los Juegos Olímpicos. No pude dejar a un lado el entrenamiento", sostiene Ana Torres Wong, una de las halteristas de la selección mexicana a EL UNIVERSAL Deportes . "Sin embargo, apoyo el movimiento, necesitamos que (los hombres) valoren nuestra presencia".
Los rasgos delicados de Andrea de la Herrán contrastan con la rudeza de la barra olímpica y los discos que carga en sus entrenamientos. Es delgada, de ojos claros, cabello castaño claro, tímida y de sonrisa fácil.
Dice que ella tampoco podía postergar su entrenamiento, que la prepará para buscar su boleto olímpico en Barranquilla, Colombia, a finales de marzo. Sin embargo, confiesa sus preocupaciones por la violencia de género que sufren las mujeres mexicanas.
"Estamos tan propensas a la inseguridad que el mismo entrenamiento (de levantamiento de pesas) me va a ayudar a defenderme. Este día es importante que entrene para demostrar que las mujeres no somos el sexo débil", dice a este diario.
Torres Wong, de la Herrán y cuatro de sus compañeras entrenaron con normalidad, al tiempo que otra parte de sus compañeras de selección se encuentran en La Habana, Cuba, para buscar el pasaje olímpico en el clasificatorio.
Para las halteristas mexicanas detenerse en el Paro Nacional de Mujeres, no fue una opción.