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En una semana dónde su continuidad fue puesta en duda, en la cual hasta comenzaron a sonar varios candidatos al banquillo, Tomás Boy estuvo presente en la mayoría del encuentro.
De inicio, se observó al estratega en una postura mesurada. Resguardado en la protección de su "rincón", acompañado por su cuerpo técnico, analizó la mayoría del encuentro allí.
Aún en la anotación, fue tranquilo al festejar, sobretodo por lo temprano que cayó la anotación en el encuentro. El primer regaño fue al minuto 19 para Toño Rodríguez. El arquero retrasó en demasía un despeje de meta, lo cual no agradó al estratega y de forma efusiva le pidió llevarlo a cabo.
Al 31', tras la expulsión de Carlos Salcedo , mandó sus primeras indicaciones al campo, dejándole las órdenes a Michael Pérez, quien previamente había mantenido diálogos con Oribe Peralta.
En el segundo tiempo estalló Tomás. En un triángulo polémico entre el estratega, el árbitro central y André Pierre Gignac, todos se hicieron de palabras. El francés, con su característica forma de reclamar, no había recibido ninguna sanción del nazareno, algo que incomodó al entrenador rojiblanco y de inmediato se lo hizo saber al colegiado, lo cual le ameritó una amonestación.
Tras recibir la tarjeta, el aún goleador histórico de Tigres se enfrascó en una caliente discusión con Gignac señalándose a sí mismo y haciendo alusión a que él aún era el número uno.
El francés respondía con gritos, a la par de Tomás durante algunos segundos. El central determinó mostrarle la segunda amarilla al DT de Chivas, mientras que al europeo únicamente lo sancionó con un cartón preventivo.
"El Jefe" Boy
salió del campo, acompañado de aplausos de la gente, que le reconocieron el choque ante el francés, uno de los jugadores más abucheados cada que pisa territorio tapatío.
