Entre la esperanza de volver a jugar y la tristeza de tener que comenzar una nueva vida como ex futbolista retirado de forma prematura: de esa forma pasaron el primer año del accidente aéreo Allan Ruschel, Jackson Follmann y Hélio Zampier Neto , los tres jugadores que sobrevivieron a la tragedia del Chapecoense.
A diferencia de los 19 compañeros de equipo que murieron en el accidente, Ruschel, Follmann y Neto salvaron sus vidas con diferentes grados de lesiones ocasionadas por el impacto de la caída de la aeronave.
En este primer año tras el accidente, el mundo acompañó la evolución de sus estados de salud y los tres volvieron al lugar de la tragedia. Uno pudo continuar su carera como jugador, otro espera hacerlo el año que viene y mientras tanto escribió un libro, y el restante debió retirarse por las secuelas que sufrió .
Es Follmann quien vio interrumpida su carrera por el accidente. A los 24 años, el ahora ex futbolista vio cómo terminaba su trayectoria como guardameta por la amputación de parte de su pierna derecha.
"La parte más difícil fue escuchar a mis amigos pidiendo ayuda y que yo no podía hacer nada. Estaba muy oscuro y no veía a nadie. Me despertaba y desmayaba. En un momento vi un flash de luz y personas que gritaban 'Policía Nacional'. Cuando ellos llegaron, algunas personas que antes gritaban, no lo hacían más", contó meses más tarde el ex arquero en una entrevista con la cadena ESPN en la que recordó los momentos vividos después del accidente.
Sin embargo, el ahora ex jugador sigue ligado a Chapecoense: es el embajador del equipo. Además, ocasionalmente se desempeña como comentarista de partidos de una cadena de televisión.
Hélio Zampier Neto, Neto
a secas en Brasil, es defensa central, tiene 32 años y fue el último de los rescatados, gracias a la persistencia de un socorrista, que escuchó sus quejidos entre los restos de la aeronave cuando la búsqueda de supervivientes estaba por terminar.
En este primer año aún no ha vuelto a jugar, aunque la previsión es que lo haga la temporada que viene. Por lo pronto, el 6 de enero de 2017, cuando el "nuevo Chape" comenzó la pretemporada, Neto estuvo en el vestuario, convaleciente y en muletas, pero firme para dar su apoyo a los nuevos compañeros.
La prolongada recuperación le permitió escribir un libro, "Puedo creer en el mañana", en el cual narra su experiencia como sobreviviente.
"El fútbol es mi pasión, pero después del accidente me quedó bien claro que hay otras cosas importantes en la vida. Ayudar al prójimo hace muy bien. Nunca me había programado para ser atento, para dar una palabra de consuelo", explicó el jugador, quien asegura que le contó a su mujer días antes del siniestro que había soñado que sufriría un accidente aéreo.
Allan Ruschel es el tercer superviviente y sin dudas se ha transformado en la figura icónica de la tragedia de Chapecoense. Tal vez la razón se encuentre en que logró recuperarse más rápido que Neto e Follmann de las heridas sufridas en el desastre aéreo, lo que le permitió volver a entrar en un campo de fútbol como jugador profesional el 5 de agosto, siete días después de que se cumplieran siete meses del accidente.
Ese día, el Chapecoense cayó 5-0 ante el Barcelona de Lionel Messi en el Camp Nou, por el trofeo Joan Gamper. Poco importó: Ruschel ingresó en la segunda mitad y recibió una ovación de la afición local.
Aplausos y reconocimientos que también habían recibido Neto y Follmann, quienes vestidos con el uniforme del club, junto a Ruschel, saludaron al público antes de comenzar el encuentro.
"Es un sueño realizado por segunda vez (por volver a jugar). Me hice profesional hace 10 años, primer sueño cumplido. Volver a jugar y competir me hace muy feliz", declaro Ruschel días después sobre su vuelta como futbolista en España.
Además, en septiembre, volvió a entrar al campo con la camiseta del Chapecoense , pero esta vez por los puntos, ante Flamengo , por la Copa Sudamericana . Ahora, Ruschel y el club discuten la extensión de su contrato para el año que viene.
Neto y Follmann dijeron hace pocos días que aún mantienen contacto con algunos familiares de sus compañeros muertos en el accidente. Reconocen que son momentos delicados, porque ellos admiten que no saben el significado de la pérdida repentina de un ser querido en un accidente que se podría haber evitado.
"No sabemos cuál es su sufrimiento. Dentro de lo posible, cuando nos encontramos, intentamos dar un abrazo, pero siempre con cautela", explicó Follmann.