El portero es el personaje que más llama la atención en el futbol, es el único que se viste diferente, es el único que puede tocar el balón con las manos.
Y es el único que cuando se equivoca hace verdadero daño, porque detrás de él, no hay un medio, no hay un defensa, sólo la red que no habla, pero que sí es testigo del gol en contra.
Carlos Felipe Rodríguez vivió las dos caras de la portería. Fue el héroe de los Bravos de Juárez durante 77 minutos. El portero paró todo y de todo, remates de cerca, de lejos, cortó centros, lideró su defensa, hasta…
Minuto 77, viene un centro, algo de rutina, el portero sale por el balón, pero no mide bien, las manos no le funcionan y e esférico le pega en los pies para salir rebotado a Diego de Oliveira y el delantero de los Pumas, sólo tuvo que empujarlo a la portería.
Con ese error, con ese gol, fue suficiente para que los Universitarios salieran contentos con una victoria que los mete dentro de los mejores ocho del torneo, con quince puntos, y a Juárez lo hunde en el penúltimo lugar de la competencia con ocho.
Hay que destacar que Pumas hace lo que puede con lo poco que tiene. El cuadro de Andrés Lillini no tiene, línea por línea, a grandes jugadores, a líderes, los que son titulares, difícilmente tienen reemplazo, pero el argentino, viendo la necesidad de descanso por la seguidilla de juegos, el martes jugarán contra Cruz Azul por la Liga de Campeones de la Concacaf, puso a muchos novatos, novatos que no desentonaron en el juego, más allá del resultado final.
En tanto que el FC Juárez con poco, un poco más que Pumas eso sí, no muestra superioridad. Ricardo Ferretti le ha movido de todas formas, de todas maneras, buscando estabilidad, y sí, la encontró, porque le meten muchos goles y hace pocos. Más estable que eso, nada. La directiva juarense trajo al Tuca para evitar pagar la malta del cociente, pero ni así, ni así, parece, lo evitarán.