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Pedro Caixinha
tuvo su primera experiencia real como entrenador de Cruz Azul : la final de vuelta.
Era un examen para conocer mejor la espina del portugués. Prueba reprobada.
Cuando Caixinha tenía que mandar a su equipo a buscar la victoria desde el arranque, prefirió ser cauteloso, a pesar de mandar a la cancha a dos delanteros, Milton Caraglio y Martín Cauteruccio . La propuesta “agresiva” no funcionó porque los cemeteros carecieron de idea futbolística.
El timonel tuvo para firmar el mejor torneo corto en la historia del Cruz Azul, superior a aquel Invierno 97. La Máquina clasificó líder, estuvo invicta en el Estadio Azteca —hasta la final— y conquistó la Copa MX. Era para cerrar el 2018 con champaña y mucha fiesta para el Año Nuevo. No. Como en el pasado, se hizo chica en una final.
A Caixinha no le quedó de otra que felicitar al América .
“Hay que levantar la cabeza y tener la humildad de reconocer que el rival fue superior”, dijo el entrenador en conferencia de prensa. La
La Máquina perdió su sexta final de Liga de manera consecutiva y alargó a 21 años su sequía de títulos.
Toca empezar todo otra vez. Jugar, ganar y gustar, para ilusionar a una afición que ya no puede caer en espejismos.