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En un futbol en el que se privilegian el orden, la defensa, quien anotaba goles era considerado el rey. Ese era Luigi Riva.
Debutó como mundialista en México 70 , porque para la Copa del Mundo de 1966, el técnico italiano simplemente dijo no, “ese chico no me sirve”, pero paradójicamente lo llevaba a las concentraciones del equipo nazzionale, donde se cansaba de hacer goles en los partidos interescuadras. Pero no lo llevaron y el equipo italiano no pasó de la primera ronda, por lo que fue recibido con jitomatazos cuando volvió al país de la bota.
De 1966 a 1970, no hubo nadie mejor en el ataque de la liga de Italia que Riva . Su zurda privilegiada era letal, tanto disparando de larga distancia, como en corto, siendo dueño de una gran velocidad para la definición. Todos sus grandes años, todos sus grandes logros, los consiguió con el modesto Clagliari. A pesar de que hubo ofertas de los clubes ricos, poderosos del futbol italiano como la Juventus, el Milan y el Inter, siempre se negó a irse de su club amado.
Apareció en el mundial mexicano, donde explotó como todos los italianos, hasta la segunda ronda, haciéndole un par de goles a México y uno más a Alemania en el llamado Juego del Siglo.