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Diego Maradona
se dio el gusto y consiguió que Gimnasia y Esgrima gane un partido como local después de siete meses en la Superliga argentina, en una tarde de domingo en la que celebró con euforia y sufrió un fuerte tropezón al borde del campo de juego.
Gimnasia
, que lucha por no descender, consiguió tres puntos valiosos al superar por 2-1 a Central Córdoba de Santiago del Estero, rival directo en la tabla de los promedios, en la que el 'Lobo' continúa en el fondo pero ahora con menor distancia respecto de quienes están por encima.
Fiel a su estilo, Maradona siguió con atención el partido, reclamó airadamente al árbitro cada vez que entendió que debía sancionarse una falta para su equipo, y gritó con euforia el gol del empate parcial.
Poco después, Eric Ramírez tuvo una gran ocasión para poner en ventaja al local, pero su remate se fue desviado, Maradona lanzó un puñetazo al aire, resbaló y cayó aparatosamente hacia atrás, un resbalón que no le causó daño, aunque estuvo muy cerca de golpearse la cabeza con el borde de cemento del banco de suplentes.
Otro gol de Contín desató los festejos en La Plata y tras la victoria Maradona se arrodilló en el campo de juego y lloró como muestra de desahogo por un festejo que se hizo esperar varias fechas.
Mientras saludaba a sus jugadores, y entre lágrimas, el astro declaró que "los muchachos estaban convencidos de que en el segundo tiempo lo daban vuelta. Yo estaba tranquilo. Estos pibes trabajan de verdad. No vinimos de verano a conocer La Plata, vinimos acá a trabajar. Rompimos el maleficio en esta cancha hija de p…".